Año CXXXV
 Nº 49.376
Rosario,
jueves  31 de
enero de 2002
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De los 60 mil planes de empleo prometidos, la Nación confirmó sólo 13 mil
Reutemann teme que se agrave la crisis y pide conservar la calma
Se reunió con desocupados por primera vez y justificó sus reclamos. Instó a que "no ganen la calle"

Pedro Squillaci / La Capital

De mal en peor. Así pintó el panorama social el gobernador de la provincia, Carlos Reutemann, luego de dialogar en persona por primera vez con desocupados agrupados en la Corriente Clasista y Combativa (CCC), que habían instalado una carpa desde anteayer frente a la sede de Gobierno para pedir puestos de trabajo. Las noticias que venían de la Nación no eran nada alentadoras: de aquellos 60 mil planes de empleo que había prometido el ministro del Interior Rodolfo Gabrielli a mediados de mes, se pasó en pocos días a 25.500, y ayer se confirmó que en realidad serían 13.000. Preocupado por la situación "inédita en el mundo" que está viviendo el país, Reutemann consideró justos los reclamos de los sectores afectados por la crisis pero les pidió "que no ganen la calle todos los que tienen problemas". Y reclamó "conservar el sentido común y la calma".
Reutemann desembarcó ayer en Rosario para recibir una lluvia de reclamos de distintos frentes. Desde las 9 atendió en los altos de Gobierno a las Mujeres en Lucha, agrupación que representa a pequeños y medianos empresarios del campo; al Comité de Emergencia provincial, formado por fuerzas vivas de 22 localidades del sur santafesino; a la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), con su presidente Roberto Paladini a la cabeza, y por último a la CCC y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
Todos salieron cabizbajos, masticando bronca o con el grito en el cielo. Entre estos últimos, el dirigente Julio López, de la CTA, lanzó: "O el gobierno recorta a los que se enriquecen a costa nuestro o vamos al estallido social de nuevo". A su lado, terció Luciano Orellano, de la CCC: "No podemos más. Buscamos llegar a soluciones por todos los medios posibles, hacemos movilizaciones, tenemos audiencias con los funcionarios, pero parece que no basta. Y no nos vamos a morir de hambre en nuestras casas".
La gente que hacía el aguante a sus dirigentes en Santa Fe y Dorrego -muchos de los cuales habían pasado la noche durmiendo en la carpa- deliberó en una breve asamblea. Luego de analizar el panorama trazado por Reutemann, decidieron levantar la carpa y analizar futuras medidas.
Tras más de cuatro horas de reuniones, el gobernador apareció ante los medios de prensa con su rostro extenuado y pocas ganas de hablar. "Esta es una realidad de enorme conmoción de tipo social y económico de todos los sectores, y de un fenomenal descontento", se sinceró.

Salida con dolor
Pesimista, agregó: "Yo de lo que estoy consciente es que la salida no va a ser sin dolor, y aunque no le guste a nadie lo que digo creo que es así. No veo una salida rápida, la gente quiere una salida para ayer, pero no se puede. La Argentina vive una situación inédita en el mundo".
Cuando se le preguntó si esta tensión podía derivar en otro estallido social, el gobernador propuso: "En este momento lo mejor que podemos hacer todos los argentinos es conservar un poco el sentido común y la calma. Porque si todos los sectores ganan la calle por sus problemas, que son indiscutibles y razonables, es porque nadie está viendo por dónde va la situación".
La incertidumbre por la cuestión social fue inevitable. Mientras Reutemann hilaba sus frases, afuera sonaba cada vez más fuerte el pedido de pan y trabajo de los desocupados. Y, como si fuera poco, el secretario de Trabajo de la provincia, Oscar Ercoli -presente en la reunión con los gremialistas-, traía una noticia poco halagüeña. Es que de aquellos 60.000 planes de empleo nacionales "de mínima", que anunció con bombos y platillos el ministro de Gobierno de la provincia, Lorenzo Domínguez, luego de una comunicación con Gabrielli (La Capital, 18 de enero de 2002), en una semana se bajaron a 25.500 y ayer se conoció que en realidad se convirtieron en 13.000.
Reutemann no pareció sorprenderse demasiado por estos cambios intempestivos. "Siempre tuve mucha precaución con los planes nacionales, porque a veces no se cumplen y se generan los conflictos", destacó, pero hizo hincapié en lo que para él fue un disparador de la bronca de los desocupados que ayer protestaban en Gobierno. "Creo que se generó una expectativa enorme con el anuncio de un millón de puestos de trabajo. Y aunque este millón es razonable y lógico, considero que la Nación no tiene los recursos para estos planes", indicó.



El Lole y Ercoli recibieron a dirigentes de desempleados.
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