carlos A. Dejuana
San Pablo. - Mientras la élite económica del mundo se reúne en Nueva York para discutir la suerte del capitalismo, activistas del otro espectro ideológico se encontrarán en el sur de Brasil para discutir el mismo tema. Pero la amplia congregación de pensadores y militantes de izquierda que asistirán desde mañana al Foro Social Mundial en Porto Alegre intentarán definir una versión alternativa de cómo debe funcionar el mundo. Bajo el lema "Otro mundo es posible", unas 50.000 personas se darán cita en el encuentro, cuya segunda edición fue convocada en coincidencia con el Foro Económico Mundial que este año se realizará en Nueva York, y no en la ciudad de Davos, como ha sido tradicional. Como el año pasado, el tema de la globalización y su impacto sobre la economía, la cultura y el ambiente estarán en la agenda. "Se trata de las políticas que rigen la globalización, que priorizan las preocupaciones económicas y empresariales, excluyendo temas laborales, judiciales y derechos humanos", aseguró James Garrison, delegado del foro y organizador de la comisión sobre globalización. Ambas reuniones se ocuparán en gran parte de los mismos temas, a saber, la economía mundial tras los ataques del 11 de septiembre en EEUU y la crisis en Argentina, pero los contenidos y el estilo del debate serán radicalmente opuestos. Los grandes banqueros, ejecutivos y políticos del mundo estarán en Nueva York vistiendo sus mejores trajes y corbatas. Pero en Porto Alegre, la pléyade de organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y dirigentes de izquierda seguramente irán al foro de pantalones cortos, camisetas y sandalias para soportar el caluroso verano brasileño. Ganadores del premio Nobel de la Paz, como la guatemalteca Rigoberta Menchú y el argentino Adolfo Pérez Esquivel, estarán en el foro junto a seis ministros y tres candidatos a la presidencia de Francia. El foro del año pasado captó la atención mundial cuando el activista francés José Bové se unió a campesinos sin tierra de América latina para destruir una plantación de soya genéticamente modificada de la empresa Monsanto. El gobierno brasileño se ha mantenido a distancia del encuentro, pero el Partido de los Trabajadores lo está usando para mostrar la ciudad que ha gobernado por 13 años, capital del Estado de Río Grande do Sul, que exhibe los mejores índices sociales de Brasil. La ciudad está aumentando la seguridad, en una indicación de que los organizadores del foro pretenden centrarse en las discusiones y alejarse de las violentas manifestaciones contra la globalización. (Reuters)
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