Los bancos no dejan de ser noticia. Ayer, el día en que comenzaron a regir las excepciones del corralito para mayores de 75 años, enfermos e indemnizados, encontró a mucha gente haciendo cola en el microcentro rosarino para informarse sobre el alcance de la medida. A los exceptuados se sumaron los de siempre: los que no se resignan y van cada día a pedir que les devuelvan "todos" sus dólares y los que comenzaron a pesificar. A todo ese mix se agregaron también en forma ruidosa unas 30 personas autodenominadas "los ahorristas engañados". Entraron pacíficamente a cinco bancos y al ritmo de cacerolas gritaron: "Basta de abuso, devolución sin pesificación", y se fueron, no sin antes invitar al público presente a concentrarse cada tarde, a las 20, junto a la llama votiva del Monumento para decidir en asamblea cómo continuar con los reclamos. Las excepciones del corralito que comenzaron ayer a regir para los mayores de 75 años, las personas que recibieron algún tipo de indemnización desde julio de 2000 y los casos de enfermedad grave, movilizaron a más gente hacia los bancos. En el Francés de Córdoba al 1000, Carlos, un ex camionero de 76 años esperaba sentado en el primer piso para hablar con el gerente. "Quiero lo que quiere todo el mundo: mi plata, pero no sé qué me podré llevar", comentó. También Raúl, de 75 años, un ex visitador médico, se armaba de paciencia. "Quiero mi dinero para comprar un departamento", señaló. En el Banco Nación de San Martín y Córdoba, quien dio detalle del primer día de las excepciones fue el gerente, Miguel Acevedo, el encargado de atender personalmente los casos. "Se presentaron casos puntuales. Tres pedidos de personas de 85, 86 y 94 años. Esta última además, tiene que viajar a Cuba para hacerse un tratamiento médico. También vino alguien que fue indemnizado", señaló. A dos cuadras de allí, Roberto, de 78 años y ex jefe del Ministerio de Guerra, hacía cola en la vereda del Banco Boston. "Me tienen acá en forma vergonzante -se quejó- quiero mi plata porque mi jubilación es mínima, así que espero que por ser viejo me la den". En el Bisel de Mitre y Santa Fe, Lidia, de 80 años y ex comerciante, también esperaba. "Se me vence el plazo fijo -dijo-, pero quiero que me asesoren porque si puedo llevarme la plata, mejor". Los testimonios de la gente mayor dieron cuenta de lo poco que sabían de las medidas de excepción del corralito. Muchos creen que pueden irse de los bancos con los billetes en la mano, pero en realidad, la liberación de fondos no es total. De los plazos fijos se pueden hacer retiros parciales o transferencias a otras cuentas y si el depósito es en dólares se pesificará antes de liberarse. Los ahorristas que se congregan diariamente en el Monumento hicieron ayer un periplo por los bancos Nación, Municipal, de Santa Fe, Francés y Bisel. Entraron con cacerolas, moldes de torta, cucharas, tenazas y latas. El modus operandi es siempre el mismo. Entran silenciosos, se distribuyen en el hall del banco y empiezan a golpear sus cacharros. La gente adhiere con aplausos y entona sus consignas contra la pesificación. Luego invitan a concentrarse en el Monumento y se van. Una dinámica que según dicen, ya pusieron en práctica en dos oportunidades, y seguirán repitiendo.
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