Germán Vera tiene el rostro surcado por las marcas de una golpiza. Los pómulos hinchados, cortes en el cuello, un fuerte dolor de espalda y una inflamación en los labios que apenas le permite hablar son las secuelas que le dejó la paliza a la que fue sometido la noche del sábado por un grupo de patovicas del boliche Urban, que sin motivo alguno lo tomaron del cuello, lo trasladaron a la vereda, lo arrojaron al suelo y le pegaron duro. La mala noche de los jóvenes empezó alrededor de las 5 de la mañana del sábado, cuando el bar Urban de Tucumán 1149 ya estaba por cerrar y Germán se encontraba con su grupo de amigos. "Estaban pasando cumbias. Como mi primo sabe bailar cruzado y yo estoy aprendiendo, empezamos a bailar entre hombres. De pronto llegó un patovica, me empujó y me dijo que me quedara quieto o me sacaba del boliche", contó Germán. Entonces el muchacho intentó explicar que "no estaba haciendo nada", pero los empleados de seguridad del local lo llevaron del cuello hasta la vereda. Allí lo arrojaron al piso, le cruzaron las manos por la espalda y le pegaron patadas y trompadas: "Los que me pegaban eran dos patovicas. Pero el que me retenía era un policía fuera de servicio y vestido de civil que cada dos por tres está en el boliche uniformado", contó Germán. El episodio fue presenciado por un amigo de Germán, Jerson, de 17 años, y su primo Angel, de 15, a quienes otros tres patovicas "empujaron contra una pared" mientras duró la paliza. Luego Germán y los otros dos adolescentes fueron trasladados a la comisaría 3ª en un móvil del Comando Radioeléctrico. El muchacho permaneció detenido en un calabozo hasta el mediodía del domingo, mientras que sus acompañantes sólo fueron demorados por unas horas. Luego los agentes le tomaron las huellas dactilares bajo acusación de haber cometido el delito de "lesiones mutuas". Tras ser revisado por un médico forense, que constató las lesiones, recuperó la libertad. "Lo acusaron de una agresión, pero los supuestos lesionados no aparecieron nunca a formular la denuncia y nadie constató esas lesiones", reaccionó la madre de Germán, Nélida Borlat, de 49 años. La mujer trabaja en la Dirección Municipal de Registración e Inspección y junto con su esposo Domingo Vera, que es taxista, tienen dos hijos: Germán, de 18 años, y otro de 14. Viven en una casa modesta de la zona sur y no pueden ocultar la indignación por la pesadilla que le tocó vivir a su hijo mayor la madrugada del sábado pasado. El muchacho, que estudia para ser técnico en armado y reparación de PC y trabaja en un bar, no se explica por qué razón fue objeto de la golpiza. "Puede ser que los patovicas vengan acumulando bronca a nuestro grupo, porque la otra vez tuvo problemas otro chico al que lo sacaron del boliche. La verdad que no sé", reflexionó. "Ese boliche está habilitado como bar. No puede cobrar entrada ni permitir que se baile. Y el procedimiento policial estuvo lleno de vicios. Primero porque a mi hijo en ningún momento le tomaron declaración y segundo porque los patovicas nunca fueron a declarar. Si existieron lesiones mutuas tendrían que haberlos llevado presos a todos. A los patovicas también", cuestionó la madre de Germán.
| Germán recibió golpes en la cara, la espalda y el cuello. | | Ampliar Foto | | |
|
|