Los tres obispos que integran la mesa coordinadora para el "diálogo argentino" condicionaron ayer la continuidad de la Iglesia en este proceso a que haya "renunciamientos" concretos de parte del gobierno y de los actores sociales.
No obstante, reiteraron su compromiso en esta tarea en pro de "rehacer los vínculos sociales", y anticiparon que en 48 horas habrá un "anuncio más concreto" de parte del grupo dialoguista que integran junto a referentes gubernamentales y los equipos técnicos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Al cabo de una reunión evaluativa con la cúpula del Episcopado, que preside monseñor Estanislao Karlic (Paraná), en la sede del cuerpo colegiado, los prelados cuestionaron mediante un comunicado que a lo largo de dos semanas de trabajo hubo "muchas" propuestas pero "pocos ofrecimientos de renuncias personales o sectoriales que permitan pensar en una verdadera voluntad de cambio".
Por ese motivo, pidieron al gobierno y a todos los estamentos de la sociedad "signos y gestos concretos para que el «diálogo argentino» pueda cumplir su propósito de lograr acuerdos que sirvan para recrear el país en un marco de paz y unidad".
Una sociedad muy "fragmentada"
Los obispos Jorge Casaretto (San Isidro), Juan Carlos Maccarone (Santiago del Estero) y Ramón Staffolani (Río Cuarto), advirtieron, asimismo, que en estas jornadas comprobaron que "la crisis de confianza y credibilidad es muy profunda" y que la sociedad está "seriamente fragmentada".
"El pueblo no se siente representado por sus dirigentes y a la vez los sectores desconfían unos de otros y buscan en las culpas ajenas la responsabilidad total de lo que ocurre", describieron a modo de queja.
Monseñor Maccarone reveló, a pesar del compromiso de confidencialidad asumido con el resto de los participantes, que la mesa coordinadora dará a conocer en 48 horas "un anuncio más concreto sobre cuestiones técnicas que permitan soluciones a casos puntuales", aunque no ofreció más detalles sobre el particular.
En el comunicado de dos carillas, los delegados episcopales indicaron que en las conversaciones con distintos sectores el "gran interrogante" que se repitió fue si "era posible generar grandes cambios con los mismos actores que han llevado al país a la situación actual", por lo que reconocieron que "la respuesta a esta sincera y lógica pregunta sea una de las claves más difíciles de resolver".
"Hemos comprobado -subrayaron- que si bien son muchas las propuestas que se van recibiendo son pocos los ofrecimientos de renuncias personales o sectoriales que permitan pensar en una verdadera voluntad de cambio".
En este sentido, los obispos insistieron en que para que el diálogo tenga "eficacia y también credibilidad, ha de despertar en la dirigencia política, financiera, sindical y empresarial, la necesidad de gestos y signos que muestren un sincero deseo de cambios reales y profundos".
Tras admitir que "esos cambios requeridos son muy difíciles, pero no imposibles", los prelados valoraron que los actores sociales que pasaron por la sede de Cáritas Argentina hayan coincidido en que el "ámbito de diálogo" cedido por la Iglesia es "el camino para encontrar acuerdos básicos que se transformen en políticas de Estado".