Año CXXXV
 Nº 49.372
Rosario,
domingo  27 de
enero de 2002
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Después de la protesta. La nueva rebeldía bajo la lupa de los intelectuales
Nicolás Casullo: "Por muchísimo menos, los militares hubieran barrido todo"
El sociólogo porteño traza una radiografía sobre el contenido de los reclamos populares

"Por muchísimo menos en gravedad nacional, a esta altura, en la Argentina contemporánea desde 1930 a 1983 las Fuerzas Armadas hubieran aplacado, barrido, silenciado todo. Y hoy nadie pensaría en ninguna clase media". La sentencia que el reconocido ensayista y sociólogo porteño Nicolás Casullo hace a La Capital sorprende por su crudeza en momentos en que todos quieren desentrañar el nuevo fenómeno que, cacerola en mano, derribó a dos presidentes y mantiene en alerta permanente a la dirigencia argentina.
-¿Cuál es el peso real y cuál el simbólico de las clases medias hoy movilizadas?
-Desde la perspectiva de una Argentina clasemediera urbana que siempre protagonizó la cultura y los valores nítidamente escuchables por todos, y que vive obsesionada por su cuerpo, gordura, comida light y tratamientos de adelgazar para el verano, preguntarle por su peso real y simbólico en este enero marchito es como hacer de su apariencia la metáfora que más le calza. Cómo se veía en el espejo y cómo se ve ahora. Cuál era su silueta. Cuando ella engorda se pasiviza políticamente, es como su tiempo: ideológicamente impresentable donde se mete todo en la boca, traga todo y su peso simbólico sólo es medible en acuerdo a los ensueños monetarios de un país que escolarmente se hizo desde 1900 pensando en su destino manifiesto. Cuando adelgaza y se vuelve pálida, recobra una indiscutible demoníaca, mezcla de rencor y figura partera de algún otro tiempo capitalista. Su silueta concreta sería lo que hoy pasó a estar en cuestión: esa forma ilusoria de verse, haberse visto y ya no verse.
-¿Las clases medias tenían un ideario de progreso que hoy se fracturó?
-Históricamente siempre fueron el factor cultural referente de una Argentina siglo XX, aun en épocas como la del 45-55, donde el arribo al escenario político de la clase obrera tuvo como horizonte, en definitiva, sus valores de ahorro y progreso. La "felicidad del pueblo" que propuso el peronismo -de ahí su altísima vigencia social- quedó enmarcada en aquellos paradigmáticos valores, conductas, gustos, estilos y sueños segregados por la copiosa clase media argentina. Si uno hace el recuento histórico desde 1945 al 80, más o menos, la figura del obrero industrial con empleo fragua su destino en paralelo a los estamentos medios. Y en los 70 consigue seducirlos y pisar el vestíbulo de la casa por un rato. Quebrado hace tiempo el país, saturado de desocupados, olvidados, castigados, hambreados y piqueteros, los multifacéticos rostros altos y bajos de la clase media aceptaron sumarse al peronismo de (el ex presidente Carlos) Menem y luego al pacto con (el ex presidente Fernando) De la Rúa en tanto sitio de un espejismo hoy agotado: ese de no tener industria ni producción ni nada, pero tener un "peso dólar" como en EEUU.
-¿Hay en la movilización de las clases medias una potencialidad de cambio social y político permanente para el país?
-Hoy esta pregunta forma parte de la discusión política e intelectual que al menos debiera nacer al calor de los dramáticos incendios del país. Las muchas clases medias argentinas heridas, ultimadas, nos plantean, como otras veces, su dinámica imprescindible y, a la vez, el abismo. Su justa furia, su insuperable desconsuelo, la vejación-expropiación monetaria de carácter delictivo que padecen, y que la convierten en un sujeto lógico y a la vez temerario. "De avanzada" en el mundo actual, pero imprevisible como el mundo actual. Por una parte pareciera que el perfil de la protesta y de los cacerolazos coincidiera con las neoteorías de los antiglobalizadores. Con la nueva política antipolítica, con los pensadores de la acción inmanente, con la reivindicación estético-política de la "multitud creadora", que espontáneamente rompe su pasividad y duelo por viejas revoluciones irregresables.
-¿Qué significa la ausencia de la intervención militar para, supuestamente, encauzar la crisis?
-La novedad de la situación actual con la fuerte protesta colectiva de la clase media frente a los edificios de los poderes políticos máximos, la podría denominar como "lo irremediable de la democracia". Por muchísimo menos en gravedad nacional, a esta altura, en la Argentina contemporánea desde 1930 a 1983 las Fuerzas Armadas hubieran aplacado, barrido, silenciado todo. Y hoy nadie pensaría en ninguna clase media. En este sentido estamos en una situación histórica inédita, necesaria de defender, reivindicar y situar en sus justos términos.
-Los medios juegan un rol protagónico.
-El hecho de vivir esta angustiosa etapa nacional bajo la lógica de una democracia básicamente de corte massmediático, es otro elemento que confluye sobre la movilización de los sectores medios y sus justos reclamos. Son los medios, los movileros, cronistas, locutores, es la imagen permanente, es el periodismo sobre todo audiovisual, el gran enunciador, el único realmente audible. La massmedia es el termómetro, la manipuladora, la dialoguista, la instrumentadora, la analfabeta, la ocurrente, la que articula y recrea, la que barbariza e idiotiza, la que va en búsqueda de las voces victimadas sin mayor norte que la noticia. Esta mezcla de dones afortunados y ciegos de lo massmediático se constituye en consustancial a los sectores medios metropolitanos, e inaugura un nuevo tiempo de la política.



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