Corina Canale
La expedición al Aconcagua por el paso San Martín es un circuito turístico que parte de San Juan para rememorar la gloriosa epopeya del general José de San Martín, cuando al mando del Ejército Libertador cruzó la cordillera de los Andes. Con la intención de revivir esa gesta, en estos momentos un contingente de argentinos realiza la misma travesía. El trayecto comenzó ayer y vamos a compartirlo paso a paso.
Al comienzo del periplo, en Las Hornillas, una placa recuerda aquella aventura. Desde allí el grupo partió hacia el paraje Los Manantiales, a 2.800 metros de altura, considerado el punto de partida de la expedición. Allí se arman las bolsas marineras, se cargan las mulas y se terminan de ensillar los caballos, una tarea en la que colaboran los expedicionarios. "No hay que ser John Wayne para participar de esta cabalgata", opina el guía Raphael Joliat, un suizo que se enamoró del clima y los paisajes sanjuaninos y se fue quedando.
Luego de dos horas de cabalgar, atravesando gigantescas formaciones rocosas, el grupo entrará en el cañón del río Las Leñas. Con suerte, por allí verán los primeros guanacos, y después de un par de horas cabalgando río arriba llegarán al lugar donde está previsto el primer campamento.
Seguramente el guía contará que durante un periplo de dos años por Sudamérica conoció a Antonio Beorchia Nigris, descubridor de la momia del cerro Toro, y muchas anécdotas del recorrido de 2.500 kilómetros en mountain bike con el que unió San Juan y el salar boliviano de Uyuni.
El guía avisará que el día siguiente, el tercero del circuito, será una larga jornada porque el grupo cruzará la cordillera andina y sentirá la extraña sensación de estar rodeado por montañas altísimas y coloridas.
Explicará que la mayor dificultad será el cruce de los bloques de nieve congelada, por el Paso del Espinacito, el mismo por el que transitó el ejército del general San Martín. Desde lo alto del paso se puede ver el cerro Aconcagua, de 6.952 metros, la cima de mayor altura de América, y placas dejadas allí por expediciones anteriores.
Durante el empinado descenso el guía irá mostrando plantas acuáticas fosilizadas hasta alcanzar las orillas de la laguna del Yeso, espléndido paraje situado frente a los altos nevados de Ramada y Alma Negra, donde el grupo armará el campamento.
Al día siguiente bajarán hasta el río Hondo con la esperanza de encontrar manadas de guanacos y con la certeza de alcanzar un portezuelo desde el que se tiene una soberbia vista del Aconcagua, el coloso que emerge detrás de gigantescas lomas de yeso.
Será preciso rodear esas lomadas para llegar a las orillas del río de Yeso y entrar al valle Hermoso, habitado por pastores chilenos. Muy cerca existe un refugio abandonado que sirve para pasar la noche, y también un puesto, que los nativos llaman "ruka", donde se elabora queso de cabra que se exporta a Holanda.
Durante el quinto día el campamento se armará a 3.800 metros de altura, en el punto más elevado de este circuito. Al día siguiente, en siete horas de cabalgata, se cruzará el portezuelo de La Honda y se verán de frente tres bellísimos nevados.
Ya en el descenso hacia el río Las Leñas se visitarán las trincheras que usó el ejército sanmartiniano y se armará el último campamento. El séptimo día el grupo emprenderá la cabalgata final hasta Las Hornillas, donde los aguardarán las camionetas que llevarán a los expedicionarios hasta Barreal.
Antes de regresar a San Juan visitarán en Barreal el observatorio astronómico El Leoncito, Pampa del Leoncito y Valle Pintado. Como buen deportista, Raphael tentará al grupo con raffting por los ríos sanjuaninos. Muchos aceptarán el desafío.
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La Ciudad
