Año CXXXV
 Nº 49.372
Rosario,
domingo  27 de
enero de 2002
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Copa Ciudad de Mar del Plata
Boca se vengó y la violencia acotó la agonía de River

De qué hablar? ¿De los violentos de siempre que dieron por tierra con el espectáculo de todos, o de la extraordinaria actuación de Boca Juniors, que en sólo 58 minutos dejó en evidencia a un débil River, como por otra parte ya lo había hecho hace unos días pese a que los millonarios empataron sobre la hora y lo ganaron luego por penales? En definitiva, más que los gases que arrojaron los policías en una de las plateas y en la cabecera de River, lo que quedará en el recuerdo es un 4 a 0 humillante para el equipo de Ramón Díaz, más allá que fue sólo un amistoso.
Flor de revancha para Boca, que en el primer clásico del verano ya había merecido ganarlo. Además, encontró este triunfo contundente sin la presencia de Riquelme.
Boca comenzó a edificar su triunfo desde el vamos, gracias al oportunismo de Carreño, a la sazón uno de los mejores valores xeneizes, ya que mostró mucha personalidad para encarar dentro del área y hacer sufrir a la defensa millonaria. Luego del zapatazo del primer gol, tras recibir una asistencia de Battaglia, el delantero casi convierte el segundo pero Comizzo la rechazó a medias. La pelota le cayó a Omar Pérez y definió cómodo. Era el 2 a 0 e iban apenas 12 minutos.
Claro que en el medio River casi empata, pero Esnaider no entró con buen pie y la tiró lejos desde inmejorable posición. Fue el primer síntoma de que no todo iría bien para la banda de Ramón, ya que después del segundo xeneize tuvo la chance de descontar a través de un penal dudoso que el pibe Caballero le contuvo espectacularmente a Fonseca, que pasó de héroe a villano.
Para colmo para los millo, y para delirio de Boca, Delgado metió un derechazo bárbaro desde 30 metros y clavó el tercero a los 18'. Todo era fiesta xeneize, al punto que River jamás pudo reaccionar y siempre quedó expuesto. La prueba fue el cuarto de Carreño, de contragolpe, y definiendo al pisar el área. Cuatro a cero, intolerancia de los violentos, abrazo incómodo del goleador para el línea Ernesto Taibi y forcejeos en el vestuario entre los protagonistas. Un final indeseado para un merecido triunfo de Boca.



Battaglia abraza a Pérez, autor del segundo tanto.
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