Alejandro Cachari / La Capital
En la trillada disquisición del huevo y la gallina, la cuestión es más simple. Existen sólo dos opciones. En la acelerada desintegración de las estructuras del fútbol argentino, el espectro se amplía sin límites. Al punto de que nadie es culpable, pero todos tienen parte de responsabilidad. La AFA, Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), los jugadores, los dirigentes, los representantes, los empresarios, Torneos y Competencias. Nadie puede desconocer que los contratos que se firman, o más bien se pactan, en el más popular de los deportes son inviables desde hace años, pero en este punto no habría que utilizar la frase más usada: "La culpa no la tiene el chancho, sino el que le da de comer". Aquí también tiene la culpa el chancho. La explicación es mucho más sencilla de lo imaginable. Los jugadores saben que arreglan contratos impagables. Sus representantes apuestan a conchabos inaccesibles, lo mismo corre para los empresarios en la mayoría de los casos. Los dirigentes hacen y deshacen con el beneficio de no tener que rendir cuentas porque el dinero no sale de sus bolsillos. FAA jamás aporta cordura, más bien profundiza el desatino con el ya endeble argumento de que los deportistas son los dueños del espectáculo. La AFA nunca se encargó de controlar el normal funcionamiento de sus asociados. No se habla de incidir en la independencia de las instituciones, sino en cumplir con el imprescindible rol de ente controlador de sus clubes. Con el objeto de protegerlos, ni más ni menos. Entre otras cosas, de ellos se nutre económicamente la AFA. Como resultado del desmanejo, el cuello de botella es cada vez más angosto y el margen inexistente. Ahora bien. ¿Por qué los futbolistas firman contratos que saben perfectamente que no podrán ser soportados por las arcas de los clubes? ¿Cuál es el juego? ¿Por qué los representantes se empeñan en tirar de la cuerda sin importarles que se corte? Ejemplo: En su interior, la mayoría de los jugadores de Central saben que todo será muy cuesta arriba porque conocen perfectamente la crisis económica de la entidad. ¿Realmente los sorprende que el club no pueda hacer frente a los compromisos? El cuello de botella se angostó hasta la asfixia. No pasa ni una gota de aire. ¿Y ahora? Ya no hay margen para contratos leoninos, tampoco para arreglos abusivos, el Mesías Torneos y Competencias sugiere y muestra su debacle, la AFA anuncia que ahora es pobre...
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