Punto de vista: Alternativas para el verano

Rodolfo Bella / La Capital

La sorpresa de algunas salas y especialmente bares ocupados al límite de su capacidad, parece no coincidir con el clima social y la incertidumbre económica que se apoderó del país. Sin embargo, cada fin de semana los rosarinos se lanzan al encuentro de un espectáculo que calme la ansiedad y las corridas de la semana. Tal vez se trate de una obligada razón de adaptación a las distintas formas de violencia cotidiana y de billeteras y presupuestos colapsados.
Otra vez más la crisis está instalada en el país, pero los sucesivas y regulares embates que sufrió la economía argentina a lo largo de su historia, agilizó los reflejos a la hora de decidir cómo sobrellevar el verano, cuando como este año, exceder los límites de Rosario y sus alrededores parece una misión casi imposible, lo que le da al corralito un incómodo significado. Adaptarse, una vez más, e intentar transitar con la mayor calma posible el tiempo que transcurre entre un cacerolazo y otro.
Los espectáculos en bares, recitales en la playa y la presencia de artistas de reconocida trayectoria, como las que llegan a la Fiesta de la Cerveza de Funes, o un crucero de cabotaje siempre a mano y accesible rumbo a las islas, pueden ser paliativos válidos a la hora de minimizar por unas horas el impacto de los términos economicistas que definen las pesadillas de última generación.
La actuación de León Gieco en la Fiesta de la Cerveza, en Funes, desbordó las previsiones con más de cinco mil personas que asistieron a escuchar al cantante de Cañada Rosquín; los recitales que se realizan en La Florida y diversos bares de Rosario registran una convocatoria inusual.
Aunque en muchos casos las vacaciones ya eran parte del pasado para la resignada clase media, quienes aún planeaban abandonar por un tiempo la ciudad o en el mejor de los casos, el país, la llegada del corralito precipitó por la fuerza la decisión de recorrer los circuitos de espectáculos urbanos y suburbanos.