Un grupo de al menos 6 delincuentes asaltó ayer a la madrugada el bar ubicado en Dorrego y Wheelwright, en pleno Parque de las Colectividades, y tras encerrar a las 15 personas presentes dentro del baño del local, huyeron llevándose 2 mil pesos de la recaudación y pertenencias de las víctimas. Los autores del robo, que demostraron tener una muy buena organización, no pudieron ser localizados hasta el momento.
El atraco sucedió a las 4.40 en el bar Barranca Dorrego, un local que posee una vista privilegiada a orillas del Paraná y que es singularmente atractivo en verano. El episodio duró, a partir de la irrupción de los delincuentes, unos 30 minutos. Durante ese tiempo la banda se movió con total tranquilidad y ninguna de las víctimas fue lastimada o maltratada. Muy por el contrario, fueron tratadas con educación, siempre bajo la recomendación de que "colaboraran" para que todo no terminara mal.
Fuentes policiales contaron a La Capital que todo comenzó cuando tres de los delincuentes llegaron primero al local y se ubicaron en una de las mesas. Eran hombres de unos 35 años de edad, bien vestidos y arreglados, que ingresaron al negocio a las 3.30 y solicitaron a una de las mozas algo para comer. El trío nunca llamó la atención de nadie, todo transcurría con normalidad a orillas del río marrón y la madrugada estaba más que apacible en esa especie de páramo que es el bar situado a unos 50 metros de Wheelwright y Dorrego.
Educados y formales
Los falsos clientes cenaron y conversaron entre ellos durante más de una hora. En un momento dado le solicitaron a la camarera la cuenta con el resumen de lo consumido y pagaron en efectivo un dinero que poco después volvería a sus propios bolsillos.
Después aparecieron en escena otros dos o tres hombres más que se acercaron y se sentaron a la misma mesa, como fingiendo ser un grupo de amigos que se encontraba en un bar. Así, el grupo se quedó haciendo una sobremesa que duró pocos minutos porque enseguida al menos dos de ellos esgrimieron armas de fuego.
"Esto es un asalto, por favor colaboren que no les vamos a hacer daño", fue la advertencia que uno de los maleantes pronunció mientras sus cómplices copaban el local e iban controlando a la quincena de personas que en total se encontraban allí. Clientes, empleados y el encargado fueron conducidos hacia un baño que se encuentra en la parte trasera del inmueble. Todas las víctimas tuvieron que entregar sus pertenencias de valor: billeteras, anillos, relojes, cadenitas, teléfonos celulares, llaves de automóviles y hasta los documentos personales.
Con la situación controlada, los maleantes se apoderaron de 2 mil pesos pertenecientes a la recaudación del día. Las víctimas quedaron dentro del baño, pero no fueron encerradas con cerrojo. Antes de partir, los maleantes sólo les pidieron que no salieran por varios minutos y que si respetaban ese pedido "no les iba a pasar nada malo. Siempre se mostraron muy tranquilos y educados", confió una fuente policial que accedió a las declaraciones de las víctimas. "Los delincuentes se movieron en su salsa", graficó el informante como para entender de qué manera fue planificado el golpe.
Al respecto, el portavoz opinó: "Los tres que entraron primero tenían la misión de observar todo el movimiento del bar y de esperar el momento indicado para concretar el asalto. Posiblemente hayan visto que a las 4.40 el panorama dentro y fuera del local era de absoluta tranquilidad. No nos olvidemos que el tránsito por la avenida de la Costa a esa hora ya es escaso. Tampoco descartamos que el grupo que estaba adentro cenando se haya comunicado con los que estaban afuera por teléfono celular y les hayan indicado el momento exacto de actuar".
Lo cierto es que la policía no pudo obtener ningún testimonio o versión que pudiera orientar la búsqueda de los ladrones. La hipótesis de los investigadores es que la gavilla contó un automóvil de apoyo que aguardaba sobre la avenida de la Costa para huir rápidamente del sitio asaltado.