Robert Redford tenía razón cuando dijo que "puede ser que esto sea apenas una tormenta pasajera". Por entonces, no menos de 30 días después del 11 de septiembre del 2000, en Hollywood se discutía si se podrían volver a mostrar alguna vez torres estallando por el aire en una película. Ese año los productores de cine de Estados Unidos habían realizado una decena de filmes de guerra cuyos estrenos fueron suspendidos tras el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York. Desde entonces, los estudios no hicieron otra cosa que proclamar su lealtad americana, participando de reuniones con la Casa Blanca, enviando a sus estrellas envueltas en banderas estadounidenses a entretener a los soldados que peleaban en Afganistán y lanzando comedias edulcoradas o filmes inofensivos a fin de paliar el estado de shock en el que había quedado sumido el pueblo de EEUU por los atentados terroristas.
Hoy ya no se percibe nada de esa estela pacífica. Luego de los éxitos de taquilla "Monsters, Inc.", "Harry Potter y la piedra filosofal" y "El señor de los anillos" ninguna otra fantasía llevada al cine aparece en el horizonte como altamente redituable. Por este o por otro motivo, la Academia cambió rápidamente de estrategia y va de nuevo a la guerra, estrenando cada película patriótica que tiene en existencia, muchas de ellas las mismas que había sufrido la postergación de sus estrenos. De todos modos, la mayoría de los expertos coincide en que Hollywood no gastará mucho dinero en explosiones en filmes en el futuro inmediato.
"Las explosiones serán mucho más genéricas", arriesgó el crítico de cine de la revista Time Richard Schickel. Por ejemplo, Sony postergó el rodaje de una nueva película con Jennifer Lopez acerca de un hombre que causa explosiones en centros comerciales.
Dos pruebas de fuego
Las películas de guerra "Tras líneas enemigas" ("Behind Enemy Lines") y "La caída del halcón negro" ("Black Hawk Down"), que estaban concluidas antes del 11 de septiembre, adelantaron sus fechas de estreno para fines del año pasado y, bajo el slogan de filmes patrióticos, hoy figuran bien posicionadas en la taquilla estadounidense. Estas dos películas fueron algo así como las pruebas de fuego del diseño de una nueva estrategia de mercadeo para satisfacer el ánimo nacional del país del norte. Una estrategia que, al parecer, está instalada tan distante de "Casablanca" como de las películas de Rambo. La crítica norteamericana no ve a Hollywood apresurándose a construir villanos árabes con el perfil de Osama Bin Laden, pero lo cierto es que, paulatinamente, los estudios harán mayor uso de municiones de grueso calibre a lo largo de 2002, ya que, se sabe, el público estadounidense disfruta mucho de las películas bélicas.
En realidad, la temporada de filmes bélicos o, en el mejor de los casos, de tono conspirativo, comenzó a fines de 2001 con Robert Redford y Brad Pitt que en el filme "Spy Game" (en Argentina se estrenará en febrero bajo el título "Juego de espías") y vestidos de agentes de la CIA, controlan grandes cantidades de explosivos en países lejanos. La peli muestra cómo la CIA contrata a terroristas suicidas musulmanes y los deja que vuelen con un coche-bomba un edificio de varios pisos. En una explosión en Beirut mueren los malvados, aunque también decenas de civiles.
También "Tras líneas enemigas" (hay un preestreno esta noche en el cine Monumental) muestra a militares estadounidenses como las personas vulnerables que son. Owen Wilson encarna a un piloto que en los Balcanes es atacado por los serbios y entonces lucha por su vida en medio de las líneas enemigas. En "La caída del halcón negro", el director Ridley Scott muestra crudamente el desastre de una tropa de élite yanqui en Somalia, en 1993. En aquel entonces, las milicias locales mataron a 18 marines y sus cadáveres fueron arrastrados por las calles de Mogadiscio. En Argentina se estrenará el 21 de febrero.
Otro dato para tener en cuenta es que algunos de los nuevos héroes ya no parecen tan heróicos. De todos modos, estas producciones que no siempre mantienen el tono patriótico tan en boga por estos días en Estados Unidos, no pudieron sustraerse del todo a la influencia de la política. Hay un dato por demás de relevante: un estudio desechó totalmente un proyecto fílmico sobre un cuerpo de bomberos en la picota, debido a que los bomberos desde el 11 de septiembre se han convertido en héroes del público.
Basta de propaganda
Según la publicación especializada Variety, los jefes de los estudios formaron un grupo de trabajo interno con representantes de la Casa Blanca tras el 11 de septiembre para saber la opinión de Washington. Parece evidentemente que los participantes en esas reuniones llegaron a la conclusión de que los tiempos de hacer cine de propaganda como en la Segunda Guerra Mundial habían pasado.
Años aquellos en que Hollywood realmente iba a la guerra, cuando los alemanes eran los malos de la película y los norteamericanos los héroes. Desde aquel filme de Lewis Milestone de 1945, "Un paseo bajo el sol", donde una sección de infantería toman una granja ocupada por los alemanes en Salerno, hasta la impactante "Patton" de 1970, con George Scott retratando al tiránico y excéntrico general estadounidense, y pasando por películas como "Senderos de gloria", de Stanley Kubrick, con Kirk Douglas defendiendo a tres soldados condenados por un tribunal de guerra; "El puente sobre el río Kwai" el filme de David Lean, con William Holden y Alec Guinness en un campo de prisioneros japoneses en el corazón de la selva birmana; "El día más largo", el desembarco de Normandía con John Wayne, Robert Mitchun y Richard Burton vestidos de héroes americanos, y "Doce del patíbulo", de Robert Aldrich con Lee Marvin, George Kennedy, Charles Bronson, Donald Sutherland y John Casavetes, en un filme de acción e ironía a mansalva en el asalto a un castillo de la Bretaña francesa ocupado por los alemanes.
El fuego de la guerra y las explosiones terroristas probablemente incendiarán las pantallas por algunos siglos más. En marzo, llegará a los cines de Estados Unidos "We Were Soldiers", con Mel Gibson como oficial en Vietnam, mientras que en Argentina el 28 de febrero se estrenará "Daños colaterales" ("Collateral damage"), con Arnold Schwarzenegger y John Turturro, que llegará "reprogramada, debido a los atentados de Nueva York y Washington", según reza las publicidades lanzadas por Internet. El grandote de Arnold hace de un tipo que pierde a su familia como resultado de un ataque terrorista y que decide ir tras los culpables.
Otra película postergada por los hechos del 11 de septiembre fue "Windtalkers" ("Códigos de guerra"), de John Woo, protagonizada por Nicolas Cage, que interpreta a un marino a quien se le asigna proteger a un indígena navajo reclutado para comunicar órdenes militares por medio de códigos secretos. Este filme recién se estrenará en junio próximo.
Bruce Willis encabeza el reparto de "Hart's War", un filme de Gregory Hoblit rodado en Praga y situado en la Segunda Guerra Mundial en un campo de prisioneros alemanes, donde está a punto de celebrarse un juicio por asesinato a un soldado afroamericano. En cambio "Peace" está ambientada en la Primera Guerra Mundial. Es un filme de Roland Emmerich de próximo estreno, y "Tigerland", la nueva película de Joel Schumacher está situada en el campo de batalla de Vietnam. También este año verá la luz "K 19", con Harrison Ford como capitán de un submarino atómico ruso en la década del 60 y, como si esto fuera poco, para fines del 2002 llega "Terminator 3" para poner un poco de orden e impartir, a puro golpe, justicia en este mundo desquiciado.
La Ciudad
