Año CXXXV
 Nº 49.367
Rosario,
martes  22 de
enero de 2002
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Trágico desenlace en el intento de robo a un comercio de Casiano Casas
Matan de un tiro al dueño de un almacén
Un delincuente le hizo el fatal disparo tras exigirle dinero. Después, huyó junto a un cómplice sin robar nada

Ariel Etcheverry

Julio Gregorio Leguizamón, el propietario de una pequeña granja y almacén del barrio Casiano Casas, había pasado junto a su mujer una tarde agradable en la ribera del Paraná. Unas horas después, su compañera concurrió a misa en la Iglesia Natividad del Señor, y Julio se quedó atendiendo el comercio familiar. Allí, detrás del mostrador, lo sorprendió un muchacho que vestía la camiseta de Rosario Central y que con un arma intentó llevarse algo de dinero. Un segundo después se escuchó un disparo y Leguizamón cayó mortalmente herido con una bala en el abdomen. El homicida huyó a bordo de un ciclomotor en el que lo esperaba un cómplice. Fueron en dirección al norte de la ciudad y los investigadores sospechan que puedan ser habitantes de la villa La Cerámica, un asentimiento extenso y peligroso que está ubicado a pocas cuadras del lugar donde ocurrió el episodio.
El crimen ocurrió alrededor de las 20.30 del domingo, en avenida Casiano Casas 1456, entre Uriarte y Rauch, en la zona noroeste de la ciudad. Fuentes policiales indicaron que no hubo testigos directos del homicidio, ya que Leguizamón se encontraba solo en el local cuando irrumpió el delincuente. Según datos aportados a la policía por vecinos y comerciantes del lugar, eran dos los jóvenes que se desplazaban en una motito de 50 centímetros cúbicos y que a esa hora estacionaron frente a la granja de Leguizamón.
Los voceros consultados indicaron que el muchacho que iba de acompañante vestía una camiseta de Rosario Central y fue el que en definitiva ultimó a la víctima. La policía consignó que una vez dentro del local, el joven esgrimió un arma de fuego, que sería un revólver calibre 38, le exigió a Leguizamón la entrega del dinero y después le disparó a menos de dos metros de distancia. El proyectil dio en el abdomen del comerciante, que cayó gravemente herido detrás del mostrador.
Tras el disparo, el delincuente huyó sin llevarse nada de dinero o mercadería. Los investigadores estimaron que Leguizamón habría intentado resistirse al robo, o al menos habría realizado algún movimiento brusco, que causó la desmesurada reacción del maleante. Se cree que en el apuro por escapar el homicida no se apoderó de nada de valor. Según testigos, el muchacho salió a la calle, se montó en el ciclomotor en el que lo esperaba su compinche y ambos escaparon raudamente.
Lo hicieron en dirección a Uriarte, y por allí hacia el este. Después tomaron por Rauch y enfilaron hacia la zona norte. Una fuente de la investigación no descartaba que los maleantes se dirigieran hacia la villa La Cerámica, ubicada a pocas cuadras del lugar del crimen. Por ese motivo, además de la seccional 10ª y la Brigada de Homicidios, también participaba en la pesquisa personal de la 30ª, en cuya jurisdicción se encuentra ese asentamiento.

Dos sospechosos
Leguizamón alcanzó a sobrevivir unos minutos, pero murió cuando era trasladado por una ambulancia del Sies. La policía, en base al aporte de algunos testigos, está tras los pasos de dos sospechosos conocidos por sus apodos de Costilla y Serrucho. Una de esas personas tiene numerosos antecedentes y se decía ayer que había quedado en libertad condicional en diciembre pasado.
El comerciante asesinado antenoche vivió en el mismo barrio más de 40 años. Por eso sus vecinos lo conocían muy bien y ayer a la mañana muchos, conmovidos y apesadumbrados, se acercaban hasta la vivienda contigua a la granja para acompañar en el dolor a los familiares. Sus amigos y conocidos recordaron ayer que Julio tuvo múltiples trabajos. Tras haber pasado por dos empresas de Granadero Baigorria, abrió una empresa de montajes con un socio y ese emprendimiento, junto con la granja donde lo mataron, brindaban los únicos ingresos de la familia.
"Los comerciantes están desprotegidos", comentó una mujer parada en la puerta del negocio. Otros, no entendían cómo una persona como Leguizamón tuvo un final así de trágico. "Era muy servicial y trabajador. Cuando entraba alguien a pedir al almacén, él siempre le daba algo. No se merecía esa muerte".



El comercio está ubicado en Casiano Casas al 1400.
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