Año CXXXV
 Nº 49.367
Rosario,
martes  22 de
enero de 2002
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Audaz golpe en una distribuidora de barrio San Francisquito
Se llevan 3.500 dólares y $4 mil de una distribuidora de golosinas
Los ladrones amenazaron a los empleados y los obligaron a abrir la caja fuerte

Dos hombres armados con sendos revólveres asaltaron ayer al mediodía una fábrica y distribuidora de alimentos y golosinas ubicada en la zona oeste de la ciudad. Según las primeras estimaciones, los ladrones se hicieron de unos 3.500 dolares y unos 4 mil pesos en efectivo.
Eran las 12.30 cuando dos hombres entraron por el portón de la distribuidora El Pop, en pasaje Miranda 3357 (Cafferata al 2500), donde se encontraban el hijo del propietario, el encargado y un empleado. Después de saludar amablemente, sacaron dos armas. Uno de los ladrones llevó hacia el fondo del galpón a Sebastián Mestres, de 20 años, y el otro tomó por sorpresa a Aldo Caretta, de 34, encargado del local.
El empleado, que estaba ensimismado en sus tareas de empaquetador, tardó unos minutos en darse cuenta de que el hijo del dueño no estaba con un amigo, como había supuesto. El mismo tiempo que el ladrón demoró en apuntarle a la cabeza y ordenarle que se quedara quieto.
Caretta, en el frente del local, obedeció al hombre que le apuntaba y le entregó una bolsita con dinero que tenía en el escritorio, con unos 300 pesos. Pero el ladrón le exigió el dinero de la caja fuerte, ubicada a la vista, en una pequeña oficina contigua. En la parte de abajo había otros 350 pesos. Aún no habían comprobado si en la parte superior de la caja había más dinero y, entonces, le exigieron al encargado que les entregara la llave.
El hombre se negó, en principio, diciendo que no tenía como abrirla. Pero los ladrones continuaron apuntándole a la cabeza y amenazaron con llevarle un bolso repleto de documentación y llaves. Entonces, el asaltante que estaba en el fondo del local fue hasta la oficina, abrió el bolso y enseguida encontró la llave que abría la caja.
Así se alzaron con unos 3.500 dolares y otros 4 mil pesos en efectivo.
"Nos arruinaron bastante", confesó Juan Carlos Mestres, dueño de la firma, mientras intentaba convencerse a sí mismo y a su familia de que el robo es como si los hubiera agarrado el corralito. "A algunos los agarró con 5 mil, a otros con 20 o 50 mil. A nosotros con 10 mil", dijo.
Mestres contó innumerables casualidades: ayer no había ninguna empleada mujer en el galpón; uno de los empleados, que siempre está al lado de la alarma, había salido; y él mismo, que está armado permanentemente, tampoco se encontraba en el local. Ni había clientes.
"Siempre estamos expuestos, con el portón abierto. Aunque tuviéramos rejas, quedaríamos vulnerables al abrirla para cargar la camioneta", indicó. "Decí que al menos no le dispararon a nadie, porque sino, además de lamentarlo, todavía los estoy buscando", dijo.
Entre las cosas que remarcó Mestres es que este es el primer asalto que sufre en los siete años que se encuentra al frente de la firma. Lo asaltaron una vez, pero en la calle, mientras que el resto de sus conocidos recuerdan los atracos por el orden en que ocurrieron.



Mestres y su hijo Sebastián, víctimas de los ladrones.
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