| | Cartas Una propuesta insólita
| Es realmente maravilloso a qué punto ha llegado la comunicación en el mundo. Hoy es posible saber que sucede en las antípodas, presenciar guerras y catástrofes como si estuviéramos en el lugar, y casi, estar jugando cualquier deporte por medio de la radio, TV o web. ¿Analizaste alguna vez como te sentís después del bombardeo de información? ¿Alguna vez probaste no escuchar, ver ni enterarte de la noticias? ¿Cuál fue el resultado? Te doy el mío. Un día sin noticias fue sentir que no había malas noticias. Obviamente, tampoco las había buenas. O, dicho de otra manera, ese día, sin información, igualmente no recibí ninguna buena noticia. Cuando se escucha en los noticieros otra cosa que no sean catástrofes o comentarios que sólo sirven para aumentar el mal humor, suponés que todo ese día debe andar mal, tenés el cerebro tan ocupado en tétricos pensamientos que no nos dejan tener un solo instante de paz. Si sólo por un día del año se escucharan buenas noticias, tal vez todos descubramos que tenemos una sonrisa escondida. Andrés Armida
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