Año CXXXV
 Nº 49.361
Rosario,
miércoles  16 de
enero de 2002
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La quiebra de Enron desvela a Washington
El gigante caído ocultó 500 millones de dólares de pérdidas en perjuicio de sus miles de empleados

Nueva York. - La investigación sobre la quiebra de la sociedad de energía texana Enron se transformó en un enorme problema en los ámbitos político, judicial y financiero norteamericano, porque pocos parecen poder manejar la situación, sin arriesgarse a tener que enfrentar un conflicto de intereses. Lo demuestra lo ocurrido en Houston, la ciudad en que tiene su sede la Enron y donde los casi 100 fiscales y abogados de la oficina de la fiscalía federal se negaron en masa a actuar en el caso. Enron buscó la protección en la bancarrota en diciembre luego de esconder por meses más de 500 millones de dólares de pérdidas que terminaron con las pensiones de sus 20.000 empleados.
La caída de Enron hace temblar a Washington. Enron fue la empresa que más contribuyó económicamente en la campaña de George W. Bush a la presidencia de Estados Unidos. El presidente de la empresa, Kenneth Lay, apoya las campañas electorales de Bush desde 1978. Por su parte, el vicepresidente Dick Cheney, ex empresario petrolero, tuvo estrechas relaciones con directivos de la Enron. En el ministerio de Justicia, su titular John Ashcroft se negó a actuar porque en su momento aceptó 57.000 dólares en carácter de financiamiento electoral de la Enron. También el jefe de su equipo, David Ayres, dio un paso atrás. En el Congreso son 250 los parlamentarios de ambos partidos, que recibieron contribuciones electorales de Enron. Entre ellos algunos son presidentes de las comisiones que investigan sobre el escándalo, como el demócrata Joseph Lieberman.
El presidente de la comisión del Senado encargada de estudiar el colapso de Enron Corp. pidió investigar la manera en que presentó sus reportes financieros y las inversiones de los fondos de retiro de los empleados en las acciones de la compañía. El senador demócrata por el Estado de Maryland, Paul Sarbanes, presidente de la Comisión Bancaria del Senado, pidió a la rama de investigación del Congreso que evaluara las leyes sobre la propiedad de acciones por parte de los empleados, después de que el desplome de los precios de los papeles de Enron socavó muchos de los fondos de pensión de sus empleados.
En un nuevo golpe, el New York Stock Exchange (NYSE) decidió remover de ese mercado accionario al gigante energético. La firma auditora de la compañía, Arthur Andersen LLP, que admitió la destrucción de documentos de Enron poco antes de que ésta protagonizara la mayor quiebra de la historia estadounidense, despidió a su socio David Duncan e impuso sanciones disciplinarias a otros empleados.(Ansa)


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