| | La crisis y el desempleo
| Rubén Arrascaeta (*)
Los economistas acostumbran a decir que cuando el desempleo supera el 7% de la masa laboral activa, hay que comenzar a preocuparse; en nuestro país el desempleo y el subempleo con salarios magros llegan al 30% y este porcentaje hace tiempo que esta instalado aunque el gobernante de turno lo ignore. Carlos Menem reconoce públicamente que la asignatura pendiente de su gobierno de 10 años es no haber podido bajar la tasa de desempleo. No alcanzó la estabilidad que dio la convertibilidad del uno por uno, hay otros factores que en un régimen de libertad y democracia deben cuidarse y no lo hemos hecho. Que había que privatizar los servicios en manos del Estado no había dudas; el presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario Atlántico Dianda dijo en 1942, cuando termino la concesión del puerto de Rosario en manos de los franceses, que prefería un monopolio estatal que privado. Esta expresión hay que tomarla con pinzas, porque posteriormente los sindicalistas convertirían a los organismos de servicios estatales en burocráticos e ineficientes, lo que sucede con la explotación de determinado servicio, que es eficiente cuando es privado y no es abusivo cuando esta regulado por la competencia. En el gobierno de Menem la mayoría de los servicios considerados "monopolios naturales" ni siquiera contaron con un órgano de control en manos idóneas y honestas. La lucha de los obreros versus las máquinas viene del desplazamiento de mano de obra en el siglo XVIII de telares ingleses manuales, por máquinas automáticas de producción. Hoy, la tecnología deja sin trabajo a mucha gente; ejemplo, en Puerto San Martín el polo oleaginoso tenía una unidad de trabajo de una tonelada de producción igual a un hombre. En 12 años pasamos a una máquina de molienda de 4.700 toneladas atendida por 7 hombres, es decir 670 toneladas de producción por hombre. Lo mismo sucede administrativamente con la incorporación de computadoras ordenadoras, que proveen control, eficiente y datos en tiempos reales con poca gente. Si no queremos un pueblo hambriento es necesario paralelamente crecer e incorporar otras actividades para ocupar la mano de obra desempleada. Brasil que tiene mayores problemas de desocupación que nosotros, por la cantidad de nordestinos con geografía adversa, prefirió mantener algunas fuentes de trabajo a costa de la eficiencia. En el gran Rosario un obrero ganaba en 1992 u$s 650 mensual más la cobertura social, esto fue bastardeado por migraciones del norte e indocumentados de países limítrofes, atraídos por la oferta laboral ofreciéndose a los contratistas por la mitad y sin aportes, (así nació el empleo en negro). Se estima que unas 30.000 personas aumentaron en 10 años el cordón de villas miserias del Gran Rosario agravando los problemas de cobertura sociales que daba la Nación, así como las empresas no soportan la competencia desleal (dumping) de otros países o sea por debajo de los costos reales de producción por los subsidios, tampoco debe ser destruido el salario con ofertas mano de obra irregular, porque este tipo de explotación no es tolerada en los países del primer mundo. El campo, que debe enfrentar la competencia de países desarrollados con subsidios o subvenciones por más de 200 dólares por tonelada en los productos del agro, se queja permanentemente que subsidia a una industria ineficiente y cara, y algo de razón tiene. La industria del mueble que esta "fundida" usa como materia prima el aglomerado y le resulta difícil competir con los brasileños, sin tener en cuenta que hay mercados que pagan la buena calidad. La crisis lo ha llevado a formar un grupo de empresas que exportaran a EEUU muebles macizos y sujetos al gusto americano, a esto lo llaman marketing y en buena hora que consigan un nicho en Filadelfia. Alemania, un ejemplo usado permanentemente, salió de la guerra destruida hace medio siglo, hoy tiene la moneda más fuerte del mundo, los obreros mejor pagos y su sistema de producción es la calidad, por supuesto además de un gobierno austero. Justamente nuestro país hace medio siglo que no presenta un balance de suma y resta por lo menos en cero, a los poderes de Estado nos le importan los costos y mucho menos los visos de corruptela. por supuesto que la fiesta debía terminar algún día pese al dicho popular que a este país no lo funde nadie. Por ejemplo, los bonos del Estado para pagar la deuda externa fueron convenidos con intereses leoninos, le pagábamos el doble cuando en otros países no llegaban al 5% anual, refundar la República no será fácil después de tantos años de desgobierno, hasta ultimo momento Argentina trató de cumplir y el default llegó producto de un país asfixiado y paralizado que deberá de aquí en más renegociar sus obligaciones, y es de esperar que lo haga para evitar males mayores. En estas circunstancias insistimos ante las autoridades provinciales como nacionales que el sistema hidroviario de los cinco países de la Cuenca del Plata es una formidable herramienta de desarrollo y generación de empleos, además de ser la antesala del Mercosur. El presidente Duhalde dijo que en sus viajes al exterior siempre encontró la coordinación entre el Estado y la actividad privada, esperemos para bien del país que lo logre. (*) Coordinador de la comisión interbolsas para el desarrollo del transporte hidroviario.
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