Año CXXXV
 Nº 49.361
Rosario,
miércoles  16 de
enero de 2002
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Editorial
Los ciclistas deben aprender

La bicicleta constituye un sano y económico medio de trasladarse, especialmente dentro de la ciudad. Pero tiene sus riesgos, ya que se puede perder la vida al resistir un asalto o bien bajo las ruedas de un automóvil.
En el 2000 un veinte por ciento de las muertes en accidentes de tránsito correspondieron a ciclistas. Se estimaba que durante el año pasado la estadística había descendido, aunque no por ello debería dejar de ser preocupante para las autoridades.
Algunas bicisendas habilitadas en distintos sectores de la ciudad han contribuido a otorgarles una relativa seguridad a los ciclistas ya que se trata de tramos que no están vinculados entre sí.
La bicicleta es hoy por hoy un medio de movilidad para todas las necesidades y estratos sociales y entre los jóvenes ha tenido un inusitado auge. Pero muchos aficionados a este medio de transporte no atienden a las normas: desprecian los carriles especiales y no utilizan elementos protectores que les darían mayor seguridad en caso de accidentes. A la propia irresponsabilidad se suma el escaso o nulo respeto por parte de los automovilistas.
Si bien la Municipalidad tiene en estudio conectar y extender el sistema de ciclovías, por el momento estas obras no parecen estar contempladas entre las prioritarias. Hay muchos paseos públicos que actualmente están invadidos por quienes se transportan en dos ruedas. De contar con vías apropiadas, se evitaría la competencia con los peatones, que en más de una oportunidad deben saltar para evitar ser embestidos por algunos desaprensivos que creen estar en pistas de carrera.
Así como se intensificaron las campañas fotografiando a quienes cruzan semáforos en rojo, conducen bajo los efectos del alcohol o viajan a velocidad excesiva, de igual modo habría que concientizar a los ciclistas.
Aprender las normas para así entender mejor la conducta de los otros protagonistas del tránsito contribuirá a que preserven su integridad y dejen de ser una trágica estadística.


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