Año CXXXV
 Nº 49.361
Rosario,
miércoles  16 de
enero de 2002
Min 14º
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cartas
Tras la tormenta, el arco iris

El pueblo argentino, cansado de que lo esquilmen y lo avasallen, decidió enfrentar a los actuales enemigos internos del país. Me refiero a la "casta de privilegiados" miembros de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que por su ineptitud y mediocridad como también por ser vendepatrias y entregadores del patrimonio nacional nos llevaron a la situación actual que todos conocemos. Cinco presidentes pasaron vertiginosamente por no comprender que están para servir al pueblo y no para servirse de él. Eduardo Duhalde, con su oscuro pasado, tiene los días contados si no cambia sus actitudes demagógicas. El cacerolazo del pasado 11 de enero fue apenas un aviso. Pretende demostrarnos que es un "patriota" y cada vez que designa un nuevo funcionario hace cantar el Himno Nacional a todo el gabinete. Si realmente fueran patriotas, lo primero que harían sería un severo ajuste en sus jugosas remuneraciones. Si redujeran sus sueldos a la mitad se recaudarían 10.000 millones de pesos, con los que se podrían abrir fuentes de trabajo, pagar el fondo del incentivo docente, aumentarles a los jubilados, saldar la deuda del Pami y comprar medicamentos, entre otras cosas. Pensemos que la crisis que vivimos es positiva y vale la pena recordar que, después de la tormenta, siempre aparece el arco iris. Mal que les pese a estos traidores a la patria, se está cambiando el rumbo al país, hacia un horizonte promisorio. Se está gestando una nueva Argentina, donde la justicia, la honestidad, la honradez y la igualdad prevalecerán definitivamente.
Alberto Seoane


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