Un insólito proyecto que proponía la construcción en Comodoro Rivadavia del cementerio privado más grande del mundo, para el descanso de "34 millones de difuntos japoneses", cuyos deudos hubieran aportado "10 mil dólares por tumba", fue revelado por el diario El Patagónico. Pese a que el proyecto en principio se frustró "por falta de gestión y de respaldo de capitales, la idea aún está vigente", dijo uno de los impulsores de la iniciativa, el empresario Héctor Lebón.
De acuerdo a lo planificado, el cementerio iba a construirse en un sector conocido como Los Tres Pinos, en el cordón forestal, al oeste de la ciudad, sobre 60 de las las 1.950 hectáreas que posee el predio. En la meganecrópolis descansarían "unos 34 millones de difuntos japoneses", cuyos familiares iban a traer a Comodoro "un aporte inicial de 10 mil dólares por cada tumba".
El gobierno japonés "estaba dispuesto a subsidiar una vez por año a cada uno de los deudos para visitar el camposanto", indicó Lebón y agregó que eso "habría permitido el ingreso de fantásticas divisas, sumado al caudal de turistas y a una gran circulación de dinero que se quedaría aquí".
Quejas por falta de respaldo
Pero "faltó el respaldo de varias partes, por lo que los planos del cablecarril desde el parque eólico hasta el cementerio, más la maqueta, tuvieron que ser guardados en un cajón", explicó.
Lebón confirmó que el cementerio iba a estar dedicado a difuntos japoneses, "exhumados de una enorme necrópolis, que quedó en medio de una gran ciudad nipona" que no identificó. "Los japoneses necesitan la tierra porque no tienen espacio, incluso el gobierno de ese país pensaba pagarles a los deudos pasajes y estadías de 15 días para que pernoctaran aquí, con todo lo que eso implica desde el punto de vista económico", afirmó.
"Esto iba a ser un buen negocio para la ciudad y el municipio, pero cuando se lo ofrecimos allá por 1995, sus autoridades no quisieron", se lamentó el hombre, quien precisó que el proyecto daría trabajo a "unas 400 personas". La iniciativa incluía la construcción de un hotel circular, con jardines internos, en el cerro Arenal, desde donde los familiares bajarían en cablecarril hasta el cementerio. (Télam)