El ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, analizó con el presidente del Banco Central, Roque Maccarone, un programa global para atacar el problema del corralito financiero, que se cumpliría en etapas y tendería a la pesificación masiva de depósitos, la autorización para transferir dólares entre los distintos bancos y la creación de nuevos instrumentos financieros de transacción. En parte, recogieron las recomendaciones que en tal sentido les hizo la misión del Fondo Monetario Internacional que arribó ayer al país.
El mercado financiero sigue en el ojo de la tormenta. Desde el Banco Central tuvieron que desmentir los rumores sobre la renuncia de su titular, Roque Maccarone, por presuntas diferencias con directivos de las entidades financieras con el propio equipo económico.
Para enfatizar la desmentida, Remes y Roque se reunieron ayer. Coincidieron en la necesidad de anunciar una solución global al tema del corralito, y no anuncios erráticos y temporarios que sólo paralizan la economía y provocan molestia en la gente. En rigor, eso es lo que le pidieron a los funcionarios de Hacienda tanto el presidente Duhalde como los funcionarios del Fondo. La presión en ese sentido es fuerte y ayer se puso en evidencia con la advertencia de un directivo del Scotiabank sobre la retirada de la entidad del país.
Con sus más y sus menos, las medidas que anunciará el ministro apuntarán a la pesificación masiva de los depósitos que se quieran disponer, siempre dentro del panorama de restricciones que imponía el corralito en su versión original. La de cajón es permitir pasar a pesos (a 1,40) buena parte de los plazos fijos. También se permitirían las transferencias en dólares de un banco a otro, aunque la entidad que los recibe tendrá que inmovilizar un encaje equivalente al 100% del monto recibido.
De una vez
Este mecanismo es resistido por temor a que provoque la caída de algún banco. "Si un banco se cae, para eso hay mecanismos previstos en la carta orgánica del Banco Central", señaló un anónimo pero informado asesor del equipo económico.
El secretario de Finanzas, Lisandro Barry, discutió la pesificación de de depósitos con la misión del Fondo que estuvo ayer en la Argentina, encabezada por David Hoelscher. Esta delegación, la segunda que visita el país en lo que va del año, está destinada casi exclusivamente a monitorear la situación del sistema financiero. Otra avanzada arribará la semana próxima para abocarse al control de las cuentas fiscales.
El Fondo está jugando fuerte en la cuestión financiera, alertado por la presión de los bancos para que el Estado les compense el efecto de la devaluación monetaria acompañada de pesificación de créditos. Están reclamando más de 8 mil millones de dólares y, además, amenazan con irse.
Arturo Porzecansky, jefe del ABN Amro Bank, pidió directamente la pesificación de depósitos uno a uno. "Existe una terrible verdad y es que, o todos los préstamos y depósitos pasan a pesos o todos pasan a dólares, es imposible salvar al sistema financiero si se tratan en forma distinta los pasivos y los activos", dijo.
El esquema de pesificación gradual de los depósitos por parte del gobierno también apunta a brindar una liquidez controlada al sistema. La falta de plata volvió ayer a contener al dólar en el mercado libre, que cerró a 1,70 vendedor con pocas operaciones. Como el viernes, la gente se desprendió de divisas a una cotización de 1,50 para hacerse de pesos.
"El equipo económico ha estado trabajando para permitir más transacciones interbancarias ya que si bien es cierto que en el curso del año pasado salieron del sistema 18 mil millones de dólares, hay buena parte de ellos que están en la economía argentina y ese dinero, en la medida de la necesidad de las transacciones, seguramente va a ingresar por el mercado libre de cambios", dijo Todesca.
Lo que el gobierno tiene en claro es que para desactivar la bomba financiera requiere de un préstamo del Fondo Monetario. El cortocircuito del fin de semana, cuando el viceministro de Economía mandó a callar a la subdirectora gerente del organismo, Anne Krueger, no prepara el mejor clima para ello. Ayer, las aguas se calmaron. El portavoz del FMI, Francisco Baker, dijo que en Washington "estamos siempre disponibles para recibir al ministro de Economía el día que quiera venir a vernos".
El jefe del Fondo para América latina, Claudio Loser, también intentó descomprimir. Vaticinó que la economía argentina comenzará a recuperarse hacia el segundo semestre del año 2002 por el efecto de la devaluación del peso sobre las exportaciones. También dijo que advirtió "buenas señales" por parte de las autoridades argentinas para reencauzar el diálogo.
La semana próxima otra misión del Fondo llegará al país para revisar el presupuesto que está confeccionando la Secretaría de Hacienda. Por primera vez, se basará en una proyección de crecimiento negativo, como una muestra de prudencia. Se prevé un ahorro de más de 3.500 millones de dólares en el pago de intereses de la deuda. Pero eso todavía está en discusión ya que le Fondo presiona para que se renegocie el canje de títulos local a tasas más bajas, de modo de no discriminar con los acreedores externos.
La incógnita está por revelarse ya que el presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, Jorge Matzkin, vaticinó que el proyecto de ley de leyes estaría llegando el fin de semana al Congreso y aprobándose antes de fin de mes. Recién ahí, el ministro Remes viajaría a Washington a pedir la plata.