El príncipe Harry de Inglaterra, hijo de la difunta Diana y el príncipe Carlos, retomó ayer sus clases en la elitista escuela de Eton, mientras la prensa no dejaba de comentar el escándalo generado por las recientes revelaciones sobre su consumo de alcohol y drogas. En Eton, Harry, de 17 años, deberá contar con que el director John Lewis ordene de vez en cuando que se le realicen análisis de orina, previstos para detectar en cualquiera de los 1.200 jóvenes que están en el internado el consumo de hachís. De esta manera Harry sale bastante bien parado del asunto. A ello se añade que, tras ser informado por el heredero británico, el príncipe Carlos, de la afición de su hijo a fumar hachís, Lewis decidiera revisar la estricta política antidrogas de Eton. Ahora sólo se expulsará a quien sea descubierto con drogas en la escuela. Quien consuma drogas en su casa o en otro sitio sólo será expulsado sólo en caso de recaída. Ayer se hablaba en Inglaterra si para Harry podrían valer otras "leyes". Entre otras cosas, se preguntaba si los guardaespaldas, por ejemplo, -todos ellos policías- cerraban los ojos cuando Harry el verano pasado se emborrachaba durante sus visitas al bar Rattlebone Inn. O si no vieron que fumaba hachís. "Los guardaespaldas son responsables de la seguridad, no de la educación moral", defendió un portavoz del Palacio de St. James, residencia del príncipe Carlos. En tanto algunos medios se preguntan si Harry no estará sufriendo la crisis de ser el segundo en la sucesión, algo que ya afectó a otros miembros de la familia que terminaron con fuertes adicciones. (DPA)
| Harry será sometido a un test para detectar drogas. | | Ampliar Foto | | |
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