Unos 65 mil hogares, comercios e industrias de Rosario que se abastecen de electricidad son morosos, están enganchados o alteran los medidores para pagar menos. De este número, la mayoría -más precisamente 40 mil- están colgados y ni siquiera son registrados por la Empresa Provincial de la Energía como clientes. El resto corresponde a los considerados "en problemas", que son quienes deben cuotas o ajustan los aparatos de medición a piacere. Este robo de energía en forma descontrolada de los rosarinos le significa anualmente a la EPE una pérdida de 36 millones de pesos y esta cifra asciende a 60 millones si se tiene en cuenta a toda la provincia.
La explicación de la empresa estatal por este rojo entre lo que compra al por mayor y lo que finalmente factura es que "se adquiere energía de acuerdo a la demanda, no se puede cortar la luz en las villas porque se produciría una estallido social", sostuvo el subinterventor de la EPE, Sebastián Chiola. El funcionario se defendió diciendo que "en los últimos años se mantuvo el crecimiento del fraude. Pero ese es el objetivo, sostener el número ahora es un logro importante".
Es en las villas donde se concentra la mayor cantidad de "no clientes" de la EPE, porque se enganchan directamente a la luz. "Es una cuestión social, ¿quién controla el descontento de esta gente si nosotros la descolgamos?", se preguntó también el jefe del área de disciplina de mercado de la empresa provincial, Leopoldo Miranda.
Desde la empresa estiman que son 35 mil las familias que viven en asentamientos irregulares, o sea que no están registrados como clientes. A este número se le suman otros 2 mil hogares, comercios e industrias que tampoco son "clientes" y que pertenecen a otras zonas de la ciudad fuera de las villas. Los tres mil restantes -para sumar los 40 mil detectados en total- son los casos que fueron corroborados por la misma EPE a través de las denuncias que se realizan telefónicamente.
El otro grupo de infractores se nutre de aquellos que sí están en la lista de clientes pero no pagan su factura hace meses o de alguna manera alteran los medidores. Estos representan el 8 por ciento de los 313 mil clientes que aproximadamente tiene Rosario, es decir, que suman más de 25 mil los usuarios que engañan a la empresa para no abonar la totalidad de la energía que consumen.
Según Miranda, las zonas donde más se roba energía son los barrios comerciales: "Centro, Echesortu, sobre calle San Martín. En estos lugares hay aires acondicionados, heladeras y freezer en constante funcionamiento que no facturan lo que verdaderamente consumen. A lo mejor tienen tres aparatos de frío, pero en realidad están pagando lo que usan dos", detalló el especialista.
36 millones que se van
Por los enganchados, morosos o fraudulentos más las pérdidas técnicas que son imposibles de evitar y que son características de toda empresa, la EPE pierde anualmente 36 millones de pesos en Rosario; mientras que en toda la provincia deja de facturar 60 millones. Cuando en la ciudad debería recaudar por año 270 millones, sólo factura 210.
-Chiola, ¿por qué la EPE compra esa energía si sabe que en definitiva es plata que se pierde? \-Porque compramos de acuerdo a la demanda. Sabemos que parte de la energía que estamos perdiendo es la que consumen la villa y las zonas carenciadas y no la pagan, pero no lo podemos controlar, la situación social está muy sensible.
-¿Por qué no se crean mecanismos para solventar ese consumo? \-Se está normalizando la situación en los barrios carenciados a través de una tarifa especial. Y lo que se prevé, una vez que se privatice la empresa, es crear un fondo de compensación para que todos tengan que pagar la tarifa en forma proporcionada. Ahora lo que no pagan los infractores lo están abonando los usuarios residenciales, comerciales e industriales con las altas boletas.
Por eso, Chiola explicó que con este fondo se busca que todos paguen una "tarifa equitativa y más baja".
Con respecto a los barrios donde sí es posible controlar, Miranda explicó que hay sólo 60 empleados de la empresa dedicados a la vigilancia de estos infractores, "no se da a basto".
Además, expresó que varias veces hubo inconvenientes cuando los agentes se disponían a regularizar los medidores: "Hace unos días un carnicero amenazó con un cuchillo a un empleado que debía normalizar el medidor que estaba siendo alterado. La gente está descontrolada", manifestó Miranda. Otra de estas anécdotas vino de Chiola: "Hacer un control en bulevar Seguí y Rouillón, por ejemplo, es complicado. Si le tocás el aparato sos hombre muerto".
Compra adelantada
El jefe del área de disciplina adelantó que se está estudiando la posibilidad de instalar medidores de autogestión para que la gente carenciada pueda abonar en tiempo y forma las facturas. "Es un sistema de pago adelantado, como la tarjeta de los teléfonos celulares. Los clientes pueden comprar por ejemplo dos pesos en energía y no pagan todo de una vez", detalló Miranda.
Según el especialista, este mecanismo ayudaría a controlar a los infractores porque "la empresa sabe cuánto consume de promedio cada cliente, por lo tanto estaría al tanto de la fecha en que tiene que recargar el medidor. Si no viene a pagar dentro de ese plazo nos daríamos cuenta de que está en una situación irregular y sospechosa".