Casi 500 mil hectáreas del noreste de la provincia de Santa Fe sobre el Paraná medio fueron declaradas sitio de valor económico y cultural por la Convención Internacional sobre Humedales -ambientes donde el agua juega un papel determinante en el ecosistema-, en reconocimiento al aporte productivo ecológicamente sustentable de la Cuenca del Plata.
"En este caso particular, es la primera vez que se reconoce como sitio Ramsar un humedal tan extenso en Argentina", explicó el titular del área de Recursos Ictícolas y Acuícolas de la Secretaría de Desarrollo Sustentable, Oscar Padín.
Bautizado como "Jaaukanigás" -gente del agua, en la lengua de los indígenas abipones que habitaban la zona a mediados del siglo XVIII-, el sitio abarca el departamento de General Obligado, cuya cabecera, Reconquista, tiene 145 mil habitantes.
Padín destacó que el hecho de que la zona haya sido declarada sitio Ramsar "puede ser un disparador de la recuperación o reivindicación de algunos valores culturales que se están perdiendo con rapidez, como es la tradición del hombre de río".
El 2 de febrero de 1971, en la ciudad iraní de Ramsar, se celebró una Conferencia de Plenipotenciarios que firmaron el primer tratado intergubernamental en materia de conservación y uso racional de los recursos naturales y que adoptó aquel nombre.
En total, 127 países adhieren hoy a ese tratado que brinda un marco de cooperación internacional a la conservación de 1.089 humedales en todo el mundo, que abarcan en total 82 millones de hectáreas.
La Argentina suscribió el tratado en 1991 y desde entonces se le reconocieron nueve sitios Ramsar en Buenos Aires, Mendoza, San Juan, Tierra del Fuego, Formosa y Jujuy.
Las reglas a respetar
Un sitio que es declarado Ramsar supone que la mano del hombre no podrá modificar a su antojo el humedal y deberá respetar determinados parámetros para, por ejemplo, levantar un puente, permitir cotos de caza, no interrumpir el flujo de aves migratorias, desviar los cursos de agua o declarar plaga a ciertas especies.
Tampoco podrán cambiarse los hábitos de los habitantes del lugar, ni dañar las reservas paleontológicas, antropológicas y naturales. Precisamente, Padín celebró la idea propuesta por un grupo de antropólogos locales de bautizar con la voz "Jaaukanigás" al noveno sitio Ramsar del país, "porque se expresa en el lenguaje de una etnia regional que nos hace pensar en un enfoque que preservará esa rica tradición".
La zona seleccionada se ha caracterizado desde siempre por el desarrollo de una importante actividad pesquera artesanal de especies como el surubí, el dorado, el patí y el rollizo, mediante embarcaciones a remo o con motores de baja potencia.
En épocas anteriores a la conquista española la zona era habitada por los abipones, unos aborígenes de la rama de los guaycurúes, que dejaron un legado de tumbas, hornos, vasos y flechas.
"El énfasis que la Convención ha puesto en los últimos tiempos en los temas culturales, además de los productivos y recreativos, asegurarán a estos pobladores a que continúen con su estilo de vida, un atractivo turístico particular, como por ejemplo la Fiesta del Surubí en el puerto de Reconquista", subrayó Padín.
En tanto, el titular de la Fundación Proteger, Jorge Capato, rescató la idea de poner el acento en el aspecto cultural del sitio y recordó que a los turistas "les interesa el paisaje, pero sobre todo cuando éste va de la mano de la cultura".
"Para la reunión de las partes -Ramsar Cop 8-, que en noviembre de este año se realizará en la ciudad española de Valencia, tenemos previsto hacer hincapié en la cultura de los pescadores artesanales, en consonancia con el lema de la reunión: Humedales, agua, vida y cultura", agregó.
Capato reclamó asimismo que se extienda el reconocimiento de sitio Ramsar a toda la extensión del Paraná y que "no quede restringido a la provincia de Santa Fe, sino que se incorporen todas las demás provincias del valle", es decir, Entre Ríos, Corrientes, Chaco y Misiones.
Capato recomendó que se apuren los plazos para incorporar como sitios Ramsar a las lagunas de Iberá -que habían sido incorporadas, pero que por un problema burocrático se retiraron-, a Mar Chiquita y al río Dulce, en la provincia de Córdoba, en el límite con Santa Fe.
"En esa zona -precisó- la humedad de la región formó un microclima que hizo posible un crecimiento de pastos apto para el sostenimiento de una economía lechera, una de las más importantes de Latinoamérica; no se puede obviar la trascendencia de los humedales".
"No debemos cruzarnos de brazos" exclamó el ambientalista y recordó que durante el Congreso Mundial de la Conservación, celebrado en octubre de 2000 en la ciudad jordana de Amman, se instó a la comunidad internacional a prestar atención y brindar apoyo a la conservación del Paraná medio e inferior. (Télam)