Año CXXXV
 Nº 49.358
Rosario,
domingo  13 de
enero de 2002
Min 26º
Máx 33º
 
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La máxima de ayer: 36,4º. La sensación térmica, 39. Nadie se resistió al río
Moda, histeria y calor, protagonistas del balneario Vladimir
Las 4 mil personas que colmaron esa playa del Banquito prueban que muchos veranean en Rosario

El Paraná era el alivio. Por eso, hasta los más reacios a meterse en el agua ayer no pudieron resistirse al remojón. Y hasta habría sido peor si las más de 4 mil personas que llegaron ayer al balneario Vladimir se hubieran enterado de que, a las 16, la temperatura trepaba los 36,4 grados. Y ni hablar de si hubieran sabido de que la sensación térmica llegaba a 39. Ahora bien, ni siquiera el sofocón evitó que los rituales de moda, la conquista y las estrategias se pusieran una vez más en marcha. Hubo tiempo para la histeria, para las miradas discretas o fulminantes y para disfrutar de una cervecita. Y bueno, de algún modo hay que zafar de la angustia de quedarse en casa en plenas vacaciones, cosa que hicieron muchos. La multitud en la playa fue un fiel documento.
Pegados al sexo opuesto. Bajar de la lancha -sea la de pasajeros o la particular- significa empezar a desplegar estrategias. Una de ellas es elegir el espacio a ocupar durante la jornada. Martín, de 22 años, cuenta su artilugio a La Capital: "Primera medida, siempre sentarse al lado de un grupo de mujeres. La segunda, chequear medianamente que estén buenas, y por último, tratar de que tengan mate, pero no es fundamental". El método de Martín es universal, por lo menos en Vladimir: si la idea es estar pegados, hay que hacerlo con el sexo opuesto.
Nada le gana a la bermuda. Es la tercera temporada de verano consecutiva donde la bermuda ocupa el primer puesto en el ránking de moda masculina. Al parecer la idea es animarse a más, y de hecho los hombres lo están logrando. Es que muchos se atreven a lucir mallas amarillas; sí, de ese color estridente que amenaza los ojos de muchos. No hay caso, la moda siempre se impone, aun entre aquellos que niegan seguir las últimas tendencias.
Mucha histeria y poca conquista. Si hay una coincidencia entre quienes visitan Vladimir, o por lo menos es la opinión de la mayoría, es que "ganar es casi imposible". Algunos culpan al sol, que deja mostrar hasta el último de los defectos, y otros acusan al otro sexo de "histeriquear toda la tarde". La historia de Ignacio, de 27 años, se repite con frecuencia: "Se hace difícil encarar porque las minas están cortadas y aparte porque falta la cuota de alcohol que desinhibe. Igual, no todo está perdido". Y se nota porque apenas terminó de hablar con este diario el chico apuntó su mirada a la elegida.
Haciendo los deberes. Lo anticipaban las revistas de moda, y claro, las rosarinas no podían ser menos. Por eso muchas volvieron a ponerse la malla flúo. Color naranja, verde, fucsia, y también amarillo, cualquiera está al tono con el último grito. Por supuesto que el triangulito -corpiño- sigue siendo el rey de la playa.
Para mirarte mejor. Que la función principal de los lentes de sol sea justamente evitar la entrada de los rayos en los ojos no es ninguna novedad. Sin embargo, muchos no deben estar al tanto de que esas gafas pueden convertirse en verdaderas aliadas a la hora de fichar a la presa. "Es una técnica recomendable. Eso sí, no hay que ponerse de frente al sol porque se trasluce la mirada y quedás escrachada", dice Marianela, de 24 años. Y si se tiene en cuenta la cantidad de anteojos que se ven en la playa, evidentemente más de uno recurre al truco.
En lancha particular, lo más. Ganar un espacio en el sector donde empiezan a estacionarse la lanchas particulares es el objetivo de muchos, porque ahí está la movida. Algunos se quedan arriba de las embarcaciones, pero la mayoría pisa tierra. Tampoco quieren perderse de ver quiénes llegan en la otra lancha, la de pasajeros.
No sé qué haría sin ella. Esteban no puede ni pensar en un día de sol sin ella, por eso la lleva a todos lados. Cuando habló con La Capital estaba disfrutando de las bondades de su amor: la heladerita. "Por supuesto que no traer cerveza sería un pecado. Por eso siempre tengo almacenadas algunas latitas, para los imprevistos", cuenta. Y teniendo en cuenta que el traslado no es de lo más cómodo, evidentemente se trata de ahorrar.



Sólo en Vladimir, unas 4 mil personas colmaron la playa.
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