| | cartas Amar y perdonar
| El 20 de noviembre pasado, un crimen absurdo puso fin a la vida de un hombre justo, Claudio Oscar Zampol, gerente de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Rosario, mi esposo. Desde entonces y a pesar de sentir el dolor lacerante de una mutilación, he considerado prudente no expresarme a través de los medios masivos porque ante semejante tragedia se acaban las palabras y es necesario ordenar ideas, sentimientos y proyectos de vida. En los seres humanos el silencio no es quietud ni apatía, sí es, en ese caso, necesidad de compartir con los afectos más cercanos un dolor desconocido, raro, tan profundo como inexplicable. Pero pasan los días y debo expresar públicamente la inmensa gratitud que sentimos toda la familia, mis hijos y yo hacia las instituciones, amigos y conocidos que nos brindaron tantas manifestaciones de solidaridad y afecto y fundamentalmente tantas oraciones que nos mantienen en pie y mirando hacia delante. Nos reconforta la certeza de que Claudio ya escuchó la voz del Padre: "Ven servidor bueno y fiel", y se encuentra gozando de la gloria eterna. Aquí en el suelo, siguen vigentes los valores y objetivos que hace más de veinte años nos fijamos al fundar una familia cristiana, a la que hoy le toca la difícil tarea de amar y perdonar. Licenciada Laura R. M. Crespo
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