Fighiera. - Inaugurado hace menos de un mes, tras una ardua labor de la nueva comisión comunal de esta localidad, el camping y balneario ubicado en la intersección de la ruta provincial 21 y el arroyo Pavón se ha convertido rápidamente en uno de los lugares predilectos por los minituristas de esta parte del sur santafesino.
En el marco de un predio de ocho hectáreas que parece haber sido bendecido por la naturaleza, una frondosa arboleda y el manso y poco profundo cauce del arroyo Pavón invitan, apenas se ingresa al lugar, al descanso y disfrute de un día distinto.
Más de treinta y cinco parrilleros dobles estratégicamente distribuidos, baños químicos, una cantina, la flamante red de agua potable que justamente hoy podría estar habilitada y el servicio eléctrico planeado para funcionar en el curso de esta semana conforman la infraestructura básica del camping y balneario comunal de Fighiera.
Una cancha de fútbol y otra de vóley sobre arena, junto a una cancha de bochas que aún está en construcción, complementan los lugares destinados a la diversión colectiva, asegurada de por sí en toda la extensión de espacios verdes que se alternan con la arboleda.
A la hora del obligado chapuzón, toda la extensión del arroyo Pavón en esa zona se torna en un aliado familiar. Con una base pedregosa y profundidades no mayores a cincuenta centímetros, el lugar, sin peligros ni trampas, es ideal para que los chicos disfruten hasta sin la compañía de los mayores.
Unos cien metros más adelante es posible admirar una de las maravillas naturales de la zona: el salto del Pavón, una cascada natural de más de cinco metros de altura que inicia el tramo final del recorrido del arroyo rumbo a su desembocadura en el cercano río Paraná.
Belleza agreste
A partir de allí, el panorama se convierte en bellamente agreste, y es ideal no solamente para la pesca, sino además para realizar caminatas y descubrir un nuevo paisaje en cada recodo del arroyo.
"Lo más maravilloso de este lugar es que, así como se lo puede apreciar y disfrutar ahora, ha sido concretado gracias al esfuerzo de la comisión comunal que me acompaña y un grupo de colaboradores que durante días abandonaron todo para convertir esto en un paraíso", destacó el presidente comunal de Fighiera, Carlos Mariani. En efecto, los cardos de más de dos metros de altura y la ausencia de ingresos e infraestructura que el lugar presentaba hace nada más que un mes, sólo pudieron ser revertidos con intensas jornadas de labor, que lógicamente suplieron a los fondos casi inexistentes.
"Ya tenemos inversores interesados en construir cabañas, y otro tanto ocurrirá con el antiguo puente carretero, donde pensamos realizar obras y concesionar una confitería y restaurante. Desde allí la vista es maravillosa y sería un lugar único en la zona", se entusiasmó Mariani.