Año CXXXV
 Nº 49.358
Rosario,
domingo  13 de
enero de 2002
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Jujuy
Tilcara: Más cerca del cielo
Paisajes y pueblitos de postal, tradiciones, obras de arte y cerros multicolores en el Noroeste argentino

Armando Picone

Desde hace algunas décadas esta provincia septentrional, integrante de la región Noroeste del país, es visitada por numerosos turistas, durante gran parte del año. Jujuy es sobre todo un escenario geográfico de alta calidad paisajística. Es una conjunción singular del misterio de sus soledades y sus vientos, la callada presencia de su gente nativa, el pasado insertado en sus huellas y en sus heredades y su vínculo con la América prehispánica.
La visita a esta provincia adquiere un sentido especial al recorrer los poblados de la quebrada de Humahuaca, eje de esta zona, por la que corre el río Grande, encajado entre cerros multicolores.
La programación de este itinerario, por la ruta nacional Nº 9, incluye una sucesión de capillas y pueblos que han sido declarados lugares o monumentos históricos nacionales, por sus valores espirituales y tradicionales y la conservación de reliquias y obras del arte indoamericano. Tales son, por ejemplo, Tumbaya, Purmamarca, Tilcara y Humahuaca.
Persisten costumbres antiguas, notorias en las celebraciones comunitarias. Una parte de ellas se asocia al calendario agrícola ganadero, como por ejemplo la Minga (trabajo grupal en favor de alguien con la seguridad de reciprocidad de servicio) y la Señalada (cuando se marca el ganado). Otras, a las fiestas patronales, con procesiones, y muy especialmente, los misachicos, donde se rinde culto devoto a los difuntos, presididos por bandas de sikuris (músicos), ejecutando melodías con instrumentos propios como quenas, cajas, erkes, antaras y los erkenchos.
Todo el pueblo participa, otorgándole la máxima importancia a las ceremonias, donde perviven el culto a la Pachamama y otros ritos anteriores a la colonización, así como conviven las iglesias coloniales con las apachetas (montículos de piedra que se colocan como signo de devoción a la divinidad), presentes por doquier.
Las propuestas turísticas, proclives a desplegar un amplio abanico de lugares característicos, eventualmente podrán ser motivo de atracción, en especial para los habitantes de los grandes centros urbanos, empero, ciertamente tienden a dejar de lado la peculiaridad de esta región.

Cobijo de las Artes
Un párrafo muy especial es pertinente otorgarle a San Francisco de Tilcara, "Capital arqueológica y de la cultura de Jujuy", según anuncian sus avisos promocionales.
No se trata tan sólo de un pueblo típico de la quebrada, con su iglesia, su plaza central y un entorno espectacular, sino que además es propietario de una vigorosa magia cultural pocas veces vista, donde su plétora artística desborda.
Tal vez, en este lugar, sea pertinente reflexionar acerca de la frase que escribiera Antoine de Saint-Exupéry, en El Principito, "lo esencial, es invisible a los ojos, sólo se ve con el corazón", para así poder penetrar de manera insoslayable en lo profundo de este pueblo y de su gente.
El viajero, a poco de instalarse, podrá percibir repentinamente la calidez de sus habitantes, con muestras claras de su increíble hospitalidad, que harán de su estancia, un paraíso fraternal. Un ejemplo manifiesto está dado por el intendente Félix "Diaguita" Pérez, quien despojado de su investidura mantiene una relación acogedora con los turistas, verdaderamente relevante. Y con un sentido concluyente afirma que Tilcara, pueblo que late en el corazón de la quebrada, es reservorio de paz, donde la cultura está compenetrada con nuestras raíces, un lugar donde se puede soñar, y que ese sueño sea el del humilde campesino, el del artesano y el del bohemio.
Con una población de 7.500 habitantes, además de bella, Tilcara ostenta con orgullo, ser matriz cultural del Noroeste. Posee museos como el Ernesto Soto Avendaño, su nombre, recuerda al escultor autor del Monumento a la Independencia emplazado en Humahuaca; el Museo Regional de Pintura José Antonio Terry, cuyo director, el señor Francisco Tinte, en un esfuerzo mancomunado con la comunidad, ha logrado promover y promocionar el desarrollo de las actividades artísticas y artesanales de la zona y la región, con salas espaciosas perfectamente iluminadas, donde además de exponer obras de artistas propios y del exterior, son utilizadas para la realización de actos culturales. En el Museo Arqueológico Doctor Eduardo Casanova de la Universidad Nacional de Buenos Aires se puede apreciar una importantísima colección de variadas épocas y orígenes. Otros museos como el de Bellas Artes Fundación Hugo Irureta, el Luis Pellegrini y la Biblioteca Pública, conforman de igual modo la estructura cultural.
Un espectáculo callejero imperdible, de elevado nivel profesional, que recrea la noche del 10 octubre de 1841, cuando las desbastadas tropas de la Cruzada Libertadora, se detuvieron en la antigua capilla de Tilcara, para poner a salvo del enemigo el cadáver del general Lavalle, es puesto en escena por un grupo de actores tilcareños. A partir de allí, apelando a la magia del teatro, mediante una técnica innovadora, convierte al espectador en un activo viajero del tiempo.

Fiestas y cacharpayas
Si esto resultara insuficiente, debemos incorporar un calendario tan cargado de celebraciones, festivales, encuentros, ferias y otras actividades, que se realizan con ansiedad, devoción y gran sentido de la fe, comenzando con el Enero Tilcareño, con manifestaciones folklóricas, culturales y deportivas; febrero con cajeadas, señaladas y comparsas para el arribo del Carnaval; el festival de la Chicha y de la Copla. En Semana Santa, las principales calles se engalanan con majestuosas "ermitas" elaboradas con frutos, semillas y hojas del lugar, representando las distintas estaciones del Vía Crucis, donde las procesiones son acompañadas por más de cuarenta bandas de Sikuris. El Inti Raymi (Fiesta del Sol) se conmemora en junio por ser el nuevo ciclo agrícola en la cultura quechua. Y así hasta fin de año, sin dejar un solo espacio.

Aire, sol y esplendor
Al fondo de callecitas que suben y bajan, luego de cruzar un típico puente de rieles de acero y trepar hasta las alturas, se eleva ante nuestros ojos, el famoso "pucará", testimonio vivo de las primitivas viviendas indígenas. Es el más importante de una cadena defensiva, testimoniando desde lo alto una cultura agrícola capaz de construir fortalezas para protegerse de los indígenas recolectores del este, y quizás de atreverse a resistir a los incas del norte, si bien integraron el Kollasuyo incaico desde fines del siglo XV.
Innumerables restos de este pasado, antigales, pinturas rupestres, están diseminados por toda la zona y pueden ser visitados. El baqueano Cachamay, inobjetable personaje de raíz andina, experto conocedor de toda la comarca, organiza caminatas a lugares sorprendentemente inusitados por una módica suma.
Otros atractivos de bucólicos relieves son la Garganta del Diablo y el jardín botánico de altura, que brinda un completo panorama de las especies autóctonas.
Una excelente opción es la cabalgata de cuatro días que va desde Tilcara hasta el Parque Nacional Calilegua. El recorrido se torna emocionante al llegar a la cima del Alfarcito, desde donde se ve una garganta oscura. Todo el paisaje está enmarcado por los típicos cultivos en terraza, herencia cultural de los incas. Un circuito más corto y apacible es la caminata por el lecho del río Chulín, rumbo a la cuesta de Azul Pampa, que dura un día y llega a un cañón colorado, recorrido por un hilo de agua que se abre camino entre las áridas piedras. Muy cerca de allí está Inca Cueva, donde se encuentran bellas pinturas rupestres milenarias.
De regreso, variados restaurantes ofrecen comidas internacionales y también se pueden saborear platos típicos, como locro, chanfaina, empanadas, tamales, humita, picantes de llama y de cordero. Las bebidas son los exquisitos jugos cítricos cosechados en la región, además de la chicha de maíz o de maní (según la temporada), y los deliciosos vinos producidos artesanalmente. Nunca olvide brindar con los amigos. ¡Salud!



Pintorescos poblados brindan un marco majestuoso.
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