Año CXXXV
 Nº 49.357
Rosario,
sábado  12 de
enero de 2002
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Golpe en 27 de Febrero al 2600. El botín rondaría los 18 mil pesos
Ingresan a Provincial con una camioneta y se llevan una caja fuerte
Fueron al menos seis los delincuentes que redujeron a los serenos del club

Ariel Etcheverry

El robo estuvo organizado con detalles propios de una película de acción. Seis delincuentes fuertemente armados se introdujeron ayer a la madrugada en la sede del Club Atlético Provincial, controlaron a los serenos, cargaron una caja fuerte de casi dos metros de altura en una carreta y después la subieron a una camioneta que hicieron ingresar por un portón ubicado frente al hipódromo del parque Independencia. Pero antes de escapar también tuvieron tiempo de desvalijar un negocio de ropa deportiva que funciona dentro del mismo club, al que ingresaron forzando la puerta con una barra de hierro. En total el botín ascendería a los 18 mil pesos entre dinero en efectivo y valores.
El asalto al club ubicado en 27 de Febrero al 2600 se produjo alrededor de las 2, cuando se encontraban un empleado de la institución y un custodio de la empresa de seguridad Futuro. Según revelaron fuentes de esa institución deportiva, los ladrones ingresaron al predio situado en el parque Independencia por algún sector del enorme muro perimetral. Primero interceptaron al vigilador, que realizaba una ronda de control, y bajo amenaza de muerte lo llevaron hasta el ingreso principal del club, sobre 27 de Febrero, donde se encontraba un empleado de apellido Corredera.
En ese lugar, los cuidadores fueron tirados al piso y los ladrones les pidieron la llave de la oficina donde se encontraba la caja fuerte. Las víctimas fueron reducidas frente a la garita donde se guardan las llaves de todas las oficinas y dependencias del club, identificadas con pequeños carteles. De esa forma no les resultó difícil descubrir la que abría la sala de atención al socio y la de una sala situada un poco más atrás donde estaba la caja de seguridad.
Por ese motivo los maleantes no tuvieron necesidad de romper o forzar cerraduras. La caja fuerte, según distintas fuentes consultadas, medía casi un metro ochenta de altura por ochenta centímetros de ancho. Los ladrones no perdieron tiempo y la arrastraron hasta sacarla a un salón lateral ubicado debajo del estadio cubierto Salvador Bonilla, donde habitualmente se enseña patinaje y gimnasia artística.

En una carretilla
Allí pidieron la colaboración de los empleados para arrastrar la caja hasta el patio principal del club. A todo esto, uno de los ladrones se apoderó de la llave del portón de ingreso que da sobre la diagonal Dante Alighieri, frente el hipódromo con la intención de facilitar la entrada de una camioneta donde cargar la caja. Pero como todavía debían recorrer varios metros hasta el sector trasero del club, los asaltantes hicieron subir el armatoste de hierro en una carreta de transporte de mercadería.
A partir de ese momento, el grupo se dividió. Dos hombres se quedaron con las víctimas, las que fueron conducidas hacia el estadio cubierto y vigiladas hasta que terminó el atraco. El resto de la banda cruzó literalmente de punta a punta el club con la caja fuerte cargada en esa especie de carretilla gigante. Cuando llegaron al sector trasero del club, donde se encuentran una cancha de fútbol, un arenero y los parrilleros, al parecer el grupo decidió desprenderse del carro e intentó llevar a los empujones el objeto hasta el portón donde supuestamente estaba la camioneta. Así quedó reflejado en las rayas oscuras y profundas que quedaron marcadas en el piso.
Pero como uno de los maleantes había obtenido la lleve del portón de la diagonal Alighieri, el grupo prefirió retroceder con la caja unos metros y ubicarse frente a un bufé para esperar el arribo del rodado al interior del club.
La camioneta ingresó por el mismo acceso que utilizan los proveedores, por ejemplo, de cloro para la pileta. Es un camino que tiene dos sendas de cemento, flanqueado por árboles y que pasa entre las canchas de tenis y fútbol, rodea el arenero y casi llega hasta la piscina. Una vez que los delincuentes aseguraron la pesada carga en el vehículo se fueron por la calle que rodea el hipódromo y se perdieron de vista sin dejar rastros.



Un empleado conmovido por el violento episodio.
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