Javier Mozzo Peña
Bogotá. - La ruptura de los diálogos de paz en Colombia no impactará inmediatamente en la economía, pero analistas opinaron que una escalada de la guerra traería un mayor gasto público y militar e incluso, cambios en las relaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Para el ex ministro de Minas Carlos Rodado, un mayor escalamiento del conflicto "requiere un esfuerzo fiscal propio para mantener el orden y la seguridad, y para financiar inversión social", al calificar como un "desenlace esperado" la ruptura de los diálogos con las Farc. Incluso, "las relaciones con el FMI tendrán también que replantearse frente a una realidad que exige un estado más fuerte y socialmente más equitativo", agregó Rodado en una columna de opinión. El conflicto de 38 años le cuesta a la economía hasta dos puntos de PBI de crecimiento al año. Rodado se refirió al impopular acuerdo a tres años firmado por Pastrana con el FMI en 1999, que gravita sobre un riguroso plan de austeridad fiscal al que analistas han adjudicado el bajo nivel de inversión social. "Creo que el rompimiento de los diálogos no va a crear un nivel muchísimo mayor de incertidumbre sobre la economía, porque de hecho ya teníamos uno muy grande sobre lo que estaba pasando", dijo el presidente de la Asociación de Instituciones Financieras (Anif), Santiago Montenegro. "Tampoco creo que vaya a haber cambios en el déficit fiscal o en un mayor endeudamiento, porque el fortalecimiento de las fuerzas militares ya se hizo", agregó. Analistas advirtieron que ya habían descontado en sus previsiones de crecimiento de este año, de entre 2,0 y 2,5 %, el rompimiento de las negociaciones y que la meta del déficit fiscal de 2,6 % del PBI pactada en un acuerdo con el FMI en 1999, no sufrirá cambios. Si el conflicto se agudiza, una ayuda militar y financiera adicional de Estados Unidos probablemente estaría disponible, estimó un analista financiero. Estados Unidos es el socio comercial número uno de Colombia. Al tiempo, este país sudamericano es uno de los mayores receptores de ayuda estadounidense del mundo, especialmente destinada a la lucha antinarcóticos y antiinsurgente con el Plan Colombia, con unos 1.000 millones de dólares. Para Alejandro Martínez, presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo que agrupa a las multinacionales que operan en Colombia, no habrá cambios en el ya crítico ambiente de seguridad, en el que la industria petrolera es el blanco favorito de los ataques de la guerrilla.(Reuters)
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