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Terminemos con la hipocresía

Es hora de terminar con la hipocresía de todos y cada uno de los argentinos, cada uno de nosotros deberíamos hacer un replanteo de nuestras acciones, hacer una autocrítica de nuestros comportamientos y tratar de pensar en que todos los hechos están marcados por varios acontecimientos. Y por qué digo esto, porque estoy cansado de la manipulación indiscriminada y la pereza intelectual de quienes son formadores de opinión pública. Hoy se volvió a reivindicar la palabra "pueblo" de manera hipócrita ya que hace años que esta palabra por status se había reemplazado por "gente", no se hablaba de pueblo sino de la gente, como un escudo social. "El pueblo salió con sus cacerolas a la calle"; esta gente, camuflada hoy por el pueblo y sus cacerolas, son las mismas que hirieron la susceptibilidad de un ex ministro de Economía y de un ex presidente de la Nación. No nos confundamos: fue la gente de Barrio Norte con la difusión mediática masiva la que causó su efecto, los otros acontecimientos fueron agregados sentimentales. Lamentablemente no fue el alarmante desempleo, no fueron las innecesarias muertes, ni los tremendos saqueos que sufrió el pueblo, de uno y otro lado. El pueblo siente mas con el corazón la desgracia de su par que con el bolsillo, la gente sólo siente con el bolsillo y habla de lo que le pasó a su par. No nos hagamos los distraídos, yo fui uno de los que me plegué a los cacerolazos, pero el mío no sólo fue por la dirigencia política ineficiente, fue por nuestros empresarios ineptos, por los dirigentes sindicales irresponsables, por los periodistas hipócritas, por los opinólogos malformadores de opinión, por los activistas y saqueadores de toda índole que se dicen gente, pero hoy se visten de pueblo. Yo soy de la generación de los 30 años, con muchos compañeros profesionales que se van de este país y los que se quedan están en su mayoría desocupados, soy de esa generación que tenía algo esperanza.
Gabriel Savino