Eran poco más de 20 personas las que compartían una cena en el complejo de canchas de tenis de Pueyrredón al 3500 cuando de golpe aparecieron cuatro delincuentes, que al principio se hicieron pasar por clientes. A pesar de ser casi medianoche preguntaron cuánto costaba alquilar un court como para despistar al empleado, pero de inmediato extrajeron sus pistolas calibre nueve milímetros y controlaron la situación durante varios minutos. Los comensales, junto con los dueños y empleados del lugar, fueron despojados de todas sus pertenencias y encerrados en los vestuarios del club. Los ladrones robaron también el coche de uno de los clientes que abandonaron más tarde en Convención al 3400.
El asalto al club privado Cuvio Tenis ocurrió en la medianoche del lunes y se suma a la larga serie de robos a mano armada contra instalaciones deportivas como canchas de paddle, tenis y fútbol 5. La tendencia parece indicar que esos emprendimientos comerciales se transformaron en los últimos tiempos en un bocado más que atractivo para grupos de ladrones: en menos de un mes se produjeron siete casos de robos calificados a ese tipo de locales en distintos puntos de la ciudad. Una fuente policial consultada por La Capital no descartaba que detrás de esos casos estuviese involucrada una misma banda.
A cara descubierta
El asalto a Cuvio Tenis, que ocupa un importante predio en jurisdicción de la seccional 15ª, en la zona sur de la ciudad, sucedió cuando la actividad deportiva del día ya había terminado. Las personas que se encontraban allí, en total entre 20 y 25, estaban divididas en dos grupos que cenaban en dos quinchos separados. Los delincuentes, más bien jóvenes, vestidos prolijamente y con sus rostros descubiertos, atravesaron el portón de calle Pueyrredón sin ningún apuro. Según testigos, los vieron cruzar la plaza que está frente al negocio. Así atravesaron a pie el estacionamiento del club y llegaron hasta la recepción, donde se encontraba el empleado Héctor Sariago.
Primero entraron dos. Uno de ellos le preguntó a Sariago cuánto costaba el alquiler de una cancha. Al muchacho le llamó la atención una pregunta semejante cuando era casi medianoche. Entonces quiso consultarlo a su patrón, pero no tuvo tiempo. Los dos sujetos esgrimieron sus armas y lo redujeron en el piso. Después, le cubrieron la cabeza con una toalla y lo metieron en el vestuario. Lo mismo hicieron con otro de los empleados. Después fueron hacia la parte trasera del complejo, donde un numeroso grupo de personas disfrutaba de la noche, cenando asado.
Todos fueron conducidos de a uno por vez hacia el sector de duchas, donde iban entregando billeteras, relojes, anillos y bolsos con ropa. Mientras eso sucedía, otros dos asaltantes fueron hacia el otro quincho, en el que había un grupo de al menos 15 personas. A todas ellas también les fueron quitando sus pertenencias y las hacían pasar hacia los vestuarios. Tampoco se salvó un custodio, que no trabaja para Cuvio sino que sería personal de seguridad de calle contratado por gente del barrio. El hombre estaba en el club en forma circunstancial y también fue despojado de sus pertenencias tras recibir un culatazo en la cabeza.
El asalto duró casi media hora. Todo culminó cuando los maleantes se apoderaron del dinero de la caja, unos cien pesos, y preguntaron quién era el dueño de un Toyota que estaba estacionado en el ingreso al local. El hombre, según contaron fuentes policiales, entregó las llaves. Pero antes de escapar, el grupo se llevó un manojo de llaves de otros vehículos.
Voceros policiales consignaron que el coche fue abandonado en Convención al 3500, en la zona sudoeste. Allí lo encontraron efectivos del Cuerpo Guardia de Infantería, pero los integrantes de la banda no pudieron ser detenidos.