Omar Bravo
No es generosidad sino miedo. La vida interna de los partidos políticos apretó el botón de pausa y espera con ansiedad que durante la jornada de mañana la cotización del dólar libre no ponga en peligro al gobierno de Eduardo Duhalde. Si eso ocurriera, ya no habría esperanzas para nadie. Así lo entienden por ejemplo algunos gobernadores peronistas que empezaron a ensayar gestos para distender el clima pesado que dejaron las escaramuzas recientes. Claro que pausa no significa siesta y el gobierno nacional respondió con presteza y generosidad aquellas gentilezas. Por ejemplo, cayó muy bien que Carlos Reutemann haya cedido al ministro Miguel Paulón para que se desempeñe en el área de Agricultura, y está en camino el ingreso del cordobés Eduardo Di Cola en la Secretaría de Transporte, un nuevo paso en el armisticio entre Duhalde y José Manuel de la Sota. Ayer, un vocero del salteño Juan Carlos Romero reconoció a La Capital que Duhalde ha tenido "diferencias históricas con casi todos los gobernadores", pero que la crisis obliga a todos a deponer internismos. Néstor Kirchner tal vez sea el más problemático, puesto que llegará a la reunión de mañana con una agenda cargada de roces con Duhalde. Estuvo en la vereda de enfrente cuando la Asamblea eligió al bonaerense, más tarde rechazó ser su jefe de gabinete, y el domingo sus dos senadores nacionales se abstuvieron en la votación de la emergencia pública. "Pero el Pájaro (como le dicen a Kirchner) fue siempre el que mejor se llevó con Duhalde", recordó una fuente del gobierno. En estas horas, el flamante gobierno se ha dedicado a aceitar al máximo su relación con el Parlamento nacional, donde advierte que tiene su mayor aliado, En Diputados tomó gran protagonismo José María Díaz Bancalari, vicepresidente del bloque, dirigente histórico del duhaldismo y uno de los pocos que cuando no está convencido es capaz de contradecir a su jefe. En el Senado, para la batería de leyes que se vienen (el presupuesto, la semana entrante), el gobierno ya no contará con Oscar Lamberto, la otra gran contribución de Reutemann para con el gobierno. Sólo se teme a la capacidad de daño que posee el menemismo, aún en estado de debilidad. De ese sector, el gobierno no espera nada, sino conspiración permanente. Radicales y frepasistas por su parte mantienen signos de tensión debajo de una aparente calma. En la UCR ya está planteada la cuestión entre forma y fondo. No es un secreto que a Angel Rozas no le gustó el ingreso de varios de sus correligionarios al gobierno, quienes sí lo hicieron con la venia de Raúl Alfonsín, el poder real dentro del radicalismo. Igualmente, el Frepaso que ya habilitó el ingreso de Juan Pablo Cafiero a la vicejefatura de Gabinete, ahora se dispone a hacer lo mismo con Marcos Makón, quien irá al gobierno bonaerense de Felipe Solá a diagramar la reforma del Estado provincial. Pero todos miran con ansiedad la jornada de mañana. Si el dólar empieza a alejarse demasiado del 1,40 oficial entonces hablar de política se tornará un ejercicio vano.
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