| | cartas Conservemos el humor
| La vida se encarga de corregir nuestros sueños, traficándolos por realidades mundanas. El mundo de hoy gira más rápido que las ideas adecuadas para corregirlo; las economías se caen por el peso específico de las decisiones que supuestamente las sostienen y los reclamos que cada persona manifiesta son desoídos por quienes están encargados de solucionarlos; la tecnología y la ciencia, que avanzan para que tengamos toda la información, se revelan incapaces de generar un progreso susceptible de echarles un cerco a los problemas estructurales que nos aquejan desde hace decenios; amén de esto, siguen proliferando políticos inescrupulosos, que se apropian de la confianza decadente de la gente: ¿cuál es el sentimiento que reina entonces en el país? El pueblo se hace presente en la realidad mediante la desprotección que genera el declive de la esperanza. Veo que la Nación ha revitalizado el humor, manifestación activa del sentir popular, y el discurso optimista de una esperanza postergada por los hechos reales; sostenidos por la ironía de un humor cáustico, acompaña la gravedad de la realidad. Yo, como argentino itinerante, abogo por que conservemos la jovialidad del humor y le pido a la población que lo revista de una madera inmune a la promiscuidad de las novedades desalentadoras que estamos acostumbrados a recibir. Mario José Romano
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