Año CXXXV
 Nº 49.354
Rosario,
miércoles  09 de
enero de 2002
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Aclaración de Gendarmería para los que viajan a Brasil
Largas colas por una vacuna que no se exige en la frontera
Casi 250 rosarinos se inoculan diariamente contra la fiebre amarilla. Confusión

Laura Vilche

Avenida Belgrano 836, ayer, a las 9. Decenas de personas a punto de viajar a Brasil se apretujan por una vacuna contra la fiebre amarilla en la puerta de la Unidad Sanitaria Rosario (oficina dependiente de la Dirección de Sanidad de Fronteras y Terminales de Transportes, del Ministerio de Salud de la Nación). Algunos están allí desde la madrugada y aseguran que hubo gente que pasó la noche en la vereda para poder alzarse con los primeros números. Otros han hecho la cola más de una vez. Dicen haber escuchado que los turistas no pueden cruzar la frontera hacia Brasil sin el certificado que prueba la inoculación de la dosis contra esta enfermedad, que puede derivar en la muerte y que transmite el mosquito aedes aegypti. Pero en rigor, Gendarmería Nacional aclaró ayer a La Capital que no exige esta vacuna para ingresar al país vecino.
Desde el cruce fronterizo de Pasos de los Libres (Corrientes), el sargento primero de Gendarmería Mario Insaurralde apuntó que junto a la documentación migratoria (DNI, pasaporte o cédula), "sólo se les pide a los turistas que viajan en auto tener grabado el número de patente del vehículo en los vidrios". Pero se encargo de aclarar ante las informaciones confusas que no es requisito obligatorio aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla.

A criterio del viajero
Tras haber recibido un informe de junio pasado sobre la aparición de un brote de la enfermedad en el sur de Brasil, las autoridades sanitarias argentinas resolvieron exigir la vacuna a los turistas que viajen a aquel país. Sin embargo, esta disposición nunca se puso en práctica en los pasos fronterizos. Las autoridades de Gendarmería confirmaron ayer que la aplicación de la dosis queda a criterio del que viaja.
"Si no me pongo la vacuna no me puedo ir a Brasil", aseguró ayer Nicolás, un joven de 15 años que proyecta viajar a Garopaba con sus padres dentro de dos semanas. Y cerca de él, Walter, de 29 años, agregó: "Esta madrugada me encontré con gente que pasó la noche durmiendo aquí por esta vacuna, llegamos a ser unos 400. Yo estoy acá desde las 4.40 porque me dijeron que si no llevás el certificado tenés que pagar una multa. Me voy la semana que viene a Río en colectivo".
También la familia Cingolani de Baigorria dio el testimonio de su fatigosa espera. "Ya vinimos tres veces y recién hoy (por ayer) nos pudimos vacunar todos", comentó la madre de la familia junto a su marido y sus tres hijas, todos en camino a las playas de Bombas. Y los Schiavo, de Rosario, no se quedaron atrás en la odisea "estamos desde las 5 de la madrugada", señaló un somnoliento jefe de familia.
En la Unidad Sanitaria Rosario las eternas colas se suceden día a día bajo la creencia de que esta vacuna es exigida en la frontera. "Nosotros estamos vacunando unas 250 personas por día. Actuamos de acuerdo a la disposición 824 del Ministerio de Salud de la Nación firmada por Héctor Lombardo y fechada en julio de 2001. Resuelve que «toda persona que ingrese al territorio nacional» por los pasos de frontera con Brasil «estará obligada a presentar un certificado de vacunación válido contra la fiebre amarilla»", dijo la jefa médica de la Unidad Sanitaria, Liliana Pasqualis.
Más allá de las disposiciones y su aplicación, desde la oficina aclararon que se continuará vacunando gratuitamente de 7.30 a 13. Piden al público llevar jeringa de 1 centímetro y aguja 15.5.



Decenas de rosarinos aguardan horas para la dosis.
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