El campo recibió con cierto beneplácito la salida de la convertibilidad, aunque existe cierta incertidumbre con respecto a cómo se implementarán las nuevas medidas y la posibilidad de existan nuevos anuncios. Si bien el ministro de la Producción, José Ignacio De Mendiguren, aseguró ayer que no se aplicarán retenciones a las exportaciones agropecuarias, en el sector este tema sobrevuela como el fantasma que aplastaría los efectos positivos que la devolución podría ocasionar.
"Estamos estudiando las medidas, la información no es completa por lo cual es aventurado precisar cómo afectarán en el sector", afirmó Pablo Ferrés, gerente de Terminal VI, sintetizando la cautela de la agroindustria ante las medidas dispuestas en la ley de emergencia económica.
Si bien se evalúa que la salida de convertibilidad es un hecho positivo para el campo ya que estimula a la alicaída competitividad, la grave situación de endeudamiento que existe en el sector, pone en alerta al sector y obliga a esperar nuevas medidas que aclaren el panorama en ese sentido.
"La corrección de la paridad cambiaria removió uno de los factores que limitaban la competitividad y eliminó a más de 150 mil productores en la última década, pero no despejan la incertidumbre para las pymes del campo", aseguró Eduardo Buzzi, presidente de Federación Agraria Argentina (FAA).
"Todavía no sabemos cómo se comportarán las tasas de interés ni la evolución de las tarifas de los servicios públicos privatizados y los peajes, que son determinantes en el costo de la producción", puntualizó el dirigente.
En ese sentido, otro de los grandes temas que preocupa a a cadena agropecuaria es el de las retenciones. Sobre ese punto, ayer, el nuevo ministro de la producción, José Ignacio de Mendiguren, aseguró que no se aplicarán retenciones al agro y sostuvo que en ningún momento fue propuesta esta alternativa sino todo lo contrario.
"La idea es que la devaluación que aplicó el gobierno sea competitiva y nos permita exportar mucho más, ya que la intención de los integrantes de su cartera es ser obsesivos en que estas medidas impacten en el empleo", dijo una fuente del sector.
El efecto granos
Lo concreto es que hasta ayer siguió paralizado el comercio granario y persiste una gran preocupación por como se va a recuperar la cadena de pago que está cortada, cómo se van a liquidar las operaciones pactadas (desde el 21 de diciembre que no se pagan) y de qué manera se van a realizar las que vienen.
Las indefiniciones incluyen el control de cambios que rige en el país y que impide administrar las divisas obtenidas en el exterior, así como las dudas sobre el tipo de moneda con la que el Estado cancelará las deudas que mantiene con los operadores del mercado externo en concepto de devolución de impuestos.
Pérdidas potenciales
En rigor, la Bolsa de Comercio de Rosario advirtió ayer que el feriado cambiario podría derivar en "la pérdida potencial de mercados internacionales para la colocación de nuestro granos" que, según la entidad, quedaría "en manos de nuestros principales competidores".
"Con motivo de la falta de aprovisionamiento de trigo argentino, los molinos harineros de Brasil están reclamando a sus autoridades la eliminación del arancel externo común que rige en el Mercosur (13 por ciento), para poder importar materia prima desde Canadá y EE.UU", explicó la Bolsa de Comercio de Rosario en un comunicado.
De hecho la situación argentina ya tuvo efectos a nivel internacional, disparando el precio del trigo al nivel más alto en los últimos dos años. Las expectativas de los analistas internacionales es las complicaciones locales podrían potenciar la demanda del grano estadounidense. Desde hace unas semanas, no se está realizando ninguna exportación, según datos de la Secretaría de Agricultura.
"Es un tiempo en que los productores tienden a retener la mercadería, sobre todo con las restricciones que rigen en el medio de pago de los exportadores y que disminuye su capacidad de compra", resumió Daniel Miró, presidente de la consultora Nóvitas.