El gobernador Carlos Reutemann afirmó ayer que "los márgenes que tiene el gobierno para equivocarse son mínimos", además de adelantar su disgusto con el Ejecutivo en caso de que un bono nacional absorbiera los títulos que circulan por el país y que Santa Fe no mandó a imprimir. "Nos quedaríamos con un sabor amargo", aseguró.
En una conferencia de prensa que ofreció ayer en la sede rosarina de la Gobernación, Reutemann insistió en que "es muy prematuro" hablar del impacto que puedan tener las medidas de emergencia económica convertidas antenoche en ley por el Congreso nacional. "Dejemos que avance un poco en estos días. Estamos estudiando desde las diferentes áreas de la provincia una cuestión vinculada a cómo el gobierno nacional interpreta que se debe salir de esta situación", señaló.
Si bien destacó la gravedad de la situación del país, el gobernador no dejó dudas sobre su verdadera preocupación. "No debo dejar de reconocer todos los momentos difíciles que hemos pasado en estos últimos tiempos, pero esperamos, en lo posible en las próximas horas, ver cómo se va retornando al diálogo que teníamos las provincias con el gobierno nacional", dijo.
Precisamente, Reutemann se refirió en numerosas ocasiones al compromiso que firmaran oportunamente las provincias y la Nación, además de remarcar que la deuda que el gobierno mantiene con Santa Fe asciende a 165 millones de pesos. "¿Cuánto puede aguantar la provincia? Tenemos que manejarnos con mucho cuidado", resaltó, para añadir que "las provincias medianamente ordenadas no nos vimos favorecidas con esta situación. Si se confirma que todos los bonos que están circulando por el país van a ser tomados dentro del esquema de deuda pública con absorción de un bono nacional, desde las provincias que no los imprimimos vamos a hacer un planteo porque nos quedaríamos con un sabor amargo".
Reutemann reiteró que "han pasado muy pocas horas para ver cómo va a reaccionar la gente ante las medidas económicas. En el tema del corralito creo que las autoridades nacionales son muy conscientes de que, en algún tiempo, se va a tener que devolver a los ahorristas lo que depositaron con buena fe, ahorros de años de sacrificio. Esa es una de las prioridades que marcó Duhalde".
En otro orden, indicó que "hay una fuerte presión de las empresas privatizadas porque se pesifican las tarifas. En el caso de la provincia de Santa Fe y Aguas Provinciales, veremos cómo inicia el gobierno nacional las conversaciones con las privatizadas. Pero en Santa Fe no hubo presiones".
En cuanto a los agitados días que pasó la Argentina, aseguró que "lo que hemos vivido es una anormalidad", y dijo que dirigentes y funcionarios quedaron "en alerta. Esto ha sido una buena lección para la clase política y esperemos que este signo de alerta haya sido para bien. Creo que va a ser para bien".
También destacó que "hay mucha preocupación en los sectores que dicen que el gasto público es el punto clave que tiene que solucionar Argentina. También habrá que ver cuáles son los números que se van a manejar en el presupuesto 2002, así que los márgenes que tiene el gobierno para equivocarse son mínimos. No le ha tocado una situación para nada fácil".
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La Ciudad
