Casilda. - El Centro Económico del Departamento Caseros se mostró preocupado respecto del escaso crecimiento poblacional que experimentó esta ciudad en la última década, según los datos arrojados por el censo poblacional realizado a fines del año pasado. "Esto constituye una involución para la ciudad", se señaló desde la institución que agrupa a los empresarios de la región.
"El censo 2001 nos dio una gran bofetada al orgullo de los casildenses: cuando creíamos haber superado los 35 mil habitantes, los números arrojaron que sólo somos 32 mil", sostuvo la institución en la editorial de su último boletín informativo, el mes pasado, donde además planteó que este tema debe ser "un gran motivo de preocupación para los empresarios".
"Ninguna ciudad puede aspirar a engrandecerse económicamente y ofrecer bienestar a sus vecinos si permite tan alegremente que sus jóvenes se vayan en busca de otras tierras para forjar un futuro más digno", se argumentó desde el Centro Económico.
Mirada crítica
La presunción de que Casilda crecería demográficamente más de lo finalmente reflejado por el censo había provocado que representantes del ámbito político institucional desconfiaran de los resultados, tal como había publicado La Capital a comienzos de diciembre. Pero la visión del Centro Económico del departamento Caseros es otra: lejos de cuestionar la veracidad del trabajo se ampara en estos datos para ofrecer una mirada crítica sobre la realidad casildense.
Si bien reconoció que el resultado del censo generó sorpresa, el presidente de la entidad, Hugo Racca, advirtió que "nadie evaluó la cantidad de gente que se fue de la ciudad y cómo influyó en su fisonomía" esa especie de éxodo.
En este sentido, Racca sostuvo que la mayoría de los casildenses que emigraron "son jóvenes que siguieron estudiando sus carreras en otras localidades y que, luego de recibirse, no volvieron a la ciudad por falta de oportunidades laborales".
Para el dirigente, los nuevos datos poblacionales demuestran que Casilda "importó mano de obra no calificada para ser empleada fundamentalmente en la industria frigorífica y de la construcción, mientras exportó gente capacitada que no volvió, con lo cual la comunidad se vio perjudicada en términos de crecimiento".
"En los últimos diez años -añadió Racca- Casilda involucionó en cuanto a calidad de mano de obra, lo cual no tiene por qué extrañar ya que las industrias que podrían haber apuntado a ese segmento laboral no lo hicieron a raíz de la crisis, y además redujeron personal. Las nuevas generaciones de casildenses que se especializaron en distintas actividades no pueden desarrollarse en suciudad ntal porque no hay lugares de trabajo afines y las únicas industrias que podrían satisfacer esa demanda están atrevesando una crítica situación".
"Casilda -insistió- sufrió una sangría permanente de recursos humanos valiosos. Desde el punto de vista vegetativo, se puede decir que creció mínimamente, pero esa población podría haber sido mayor si hubiésemos evitado la fuga de jóvenes".
Planificar el futuro
Por su parte, el concejal radical Mauricio Plancich coincidió con Racca al sostener que "Casilda necesita debatir qué tipo de ciudad pretende para planificar un crecimiento socioeconómico". El edil, quien trabajó como censita, respaldó los resultados del relevamiento, y señaló: "El bajo crecimiento poblacional se dio en toda la zona y no tiene por qué sorprender".
Oportunamente, el intendente Eduardo Rosconi había dicho a este diario que si el resultado del censo era real, en Casilda "no pasó nada y las migraciones no tuvieron la magnitud que creíamos". Sin embargo, no ahondó en la posibilidad de que la ciudad haya soportado una emigración considerable, como sostienen otros.
El secretario de Gobierno, Eugenio Viale, dijo no tener datos oficiales para hacer valoraciones de fondo, pero calificó de "arriesgado considerar que la ciudad haya involucionado" en materia de calidad laboral en los últimos diez años.
"Es arriesgado decir que la mano de obra que vino a partir de las migraciones no sea calificada. El operario de la carne sabe hacer su trabajo, lo que sucede es que ahora está sin empleo por el cierre del frigorífico Rafaela, y le cuesta reinsertarse en otra actividad porque no está preparado para otro oficio. Esto al margen de que prácticamente no haya oferta laboral", consideró Viale.
Respecto de los jóvenes que se fueron a estudiar a otras ciudades y no volvieron, Viale sostuvo que "buscan otros horizontes que superen el techo que encuentran en Casilda, donde su actividad económica está aletargada", y agregó que la ciudad está "saturada de profesionales que se recibieron en carreras tradicionales".