Año CXXXV
 Nº 49.351
Rosario,
domingo  06 de
enero de 2002
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Nuevo plan. Maratónica sesión en la Cámara baja para tratar la ley ómnibus
El largo adiós a la convertibilidad
El debate sobre el modelo económico que termina disparó encendidos discursos de los legisladores

La Cámara de Diputados aprobó esta madrugada en general el proyecto de ley que establece la salida del sistema de la convertibilidad con la declaración de la emergencia pública y la delegación de facultades en el Poder Ejecutivo por dos años.
La norma, que hoy será considerada en el Senado, deroga y modifica artículos de la ley de convertibilidad de 1991 y abre la puerta a la devaluación del peso en alrededor de un 35 por ciento en relación del dólar.
La iniciativa obtuvo el respaldo del PJ (excepto los diputados y senadores puntanos que responden al ex presidente Adolfo Rodríguez Saá), la UCR y el Frepaso oficial.
En tanto, el bloque del ARI, parte de los provinciales, el Frente para el Cambio, los partidos de izquierda y los frepasistas críticos ratificaron su rechazo en general. El cavallismo se inclinó por la abstención.
Para desarmar un esquema que rigió en la última década, la legislación dispone la conversión "un peso=un dólar" de los créditos bancarios de distinto tipo -hasta 100 mil pesos-, tarifas de servicios públicos y saldos de tarjetas de crédito.
Sobre el corralito que inmovilizó los depósitos bancarios desde los primeros días de diciembre pasado, el PJ decidió reinsertarle al proyecto la mención al problema que estaba en el borrador que el gobierno le entregó el viernes y que, misteriosamente, desapareció en la versión que llegó ayer a la Cámara.
En el artículo 6º, el peronismo estableció que el Ejecutivo dispondrá "las medidas tendientes a preservar el capital perteneciente a los ahorristas", reestructurando "las obligaciones originarias de modo compatible con la evolución del sistema financiero" y respetando los depósitos en dólares.
Algunos diputados del PJ intentaron incluir algún tipo de cronograma para la devolución de, aunque fuese, los depósitos de menor cuantía. Pero no se realizó ninguna precisión de ese tipo en el artículo.
El fantasma de la hiperinflación, que castigó la economía argentina de fines de los 80 y principios de los 90, estuvo presente en los discursos que se pronunciaron en el recinto.
Pero en general hubo consenso, incluso entre el ARI y el Frepaso crítico, respecto de la decisión de convertir las deudas en dólares con el sistema financiero por créditos hipotecarios, prendarios, personales y para pymes hasta 100 mil pesos. El mecanismo apunta a dar solución al 80 por ciento del universo de endeudados con el sistema financiero.
También se pasan a pesos los saldos deudores en dólares de tarjetas de crédito y débito correspondientes a gastos realizados en el país.
Para evitar el desequilibrio de las entidades financieras, el proyecto contempla una garantía mediante la creación de un derecho a la exportación de hidrocarburos durante cinco años, lo cual permitirá un ingreso anual de 1.000 a 1.200 millones de pesos.
En lo que se refiere a los servicios públicos, la ley en ciernes también traduce a pesos las tarifas y desdolariza las cláusulas indexatorias.
El miembro informante del proyecto del oficialismo, Jorge Matzkin, precisó que el esquema se complementará con un presupuesto "durísimo", cuyo rediseño (que aún no ingresó al Congreso) será del orden de los 37 mil millones de pesos durante 2002.
Matzkin reconoció en el recinto que tenía "las mismas dudas" sobre el impacto de la ley en la sociedad y en la economía que hace una década, cuando se trató en el Parlamento la convertibilidad.
Pero confió en los recaudos que toma la norma para que la salida del uno a uno sea "ordenada" y evite una disparada inflacionaria. Para esto se contempla también el control de precios.
Desde la UCR, Leopoldo Moreau firmó -con suma satisfacción- la partida de defunción de la convertibilidad. Aseguró que la norma que pone fin a la "ficción" de la igualdad cambiaria implica abandonar "este régimen económico que asfixió a la Argentina durante mucho tiempo".
A su turno, el jefe del Frepaso oficial, Darío Alessandro, llamó a "obrar con prudencia y no agitar apocalípticamente problemas que se pueden dar en esta situación, porque la Argentina tiene que recuperar un marco de tranquilidad social que está perdido".
El primero en rechazar la salida de la convertibilidad fue Alberto Natale (PDP), quien se opuso al regreso de la economía "intervencionista, dirigista e inflacionaria".
La bancada del ARI, que orienta Elisa Carrió, decidió votar en general contra la ley, pero apoyar en particular la pesificación de las deudas con los bancos y las tarifas. Igual camino siguieron los frepasistas críticos.
El arista Mario Cafiero habló del "efecto negativo sobre salarios y jubilaciones" de la devaluación. Y alertó que el primer perjudicado será el Estado, "que tiene una deuda pública de 140 mil millones de pesos y sufrirá un incremento del 30 por ciento".
Alicia Castro (Frente para el Cambio) marcó su rechazo al proyecto porque "no se acuerda de la gente, de los salarios y las jubilaciones" e implica un nuevo régimen con el que "pasaremos de la patria financiera a la agroexportadora".
Luis Zamora (Autodeterminación y Libertad) advirtió que "las empresas privatizadas igual seguirán girando remesas de ganancias al país" y, por ende, no se pondrá fin al círculo vicioso que desencadenó la crisis.
La sesión en el Senado podría iniciarse entre las 10 y las 10.30 de hoy, pese a que el horario oficial fue fijado para las 9.30.
Si bien la propuesta sería aprobada tal como llegue de Diputados, todo indica que los discursos consumirán por lo menos cuatro horas.



La ley pasó para discutirse hoy en el Senado.
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