Año CXXXV
 Nº 49.350
Rosario,
sábado  05 de
enero de 2002
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Efemérides rosarinas


De 1939: murió don Lisandro de La Torre
La noticia del suicidio del doctor Lisandro de la Torre, acontecido en el departamento de la calle Esmeralda Nº 22 de Buenos Aires, despertó sorpresa y consternación en su Rosario natal. Numerosas personas desfilaron por el domicilio de su familia e instituciones políticas y sociales publicaron comunicados sumándose al duelo. El respetado tribuno había renunciado a la banca que ocupaba en el Senado de la Nación después de haber protagonizado "el debate de las carnes", que provocó la caída de los ministros Pinedo y Dahau. Pasó los últimos años de su existencia acosado por dificultades económicas y apesadumbrado por el asesinato del senador Enzo Bordabehere. Se despidió de sus amigos con una carta, publicada por La Capital, y expresó su deseo de que no se le tributaran honras fúnebres, ni ceremonias religiosas ni laicas. "Mucha gente buena me respeta y me quiere y sentirá mi muerte. Eso me basta como recompensa", escribió.

De 1860: convocatoria a las primeras elecciones municipales
Finalizado el estado de guerra por el que había atravesado la Nación, y para proceder a la pronta instalación de la Municipalidad de Rosario, creada por la ley del 20 de diciembre de 1858, el gobierno provincial decretó la convocatoria a elecciones para la designación de diez municipales y tres suplentes. Las mismas se efectuaron los días 22, 23 y 24 de enero.

De 1957: Staffieri "honoris causa"
El destacado médico y docente universitario doctor David Staffieri fue distinguido como profesor honorario de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario, en un concurrido acto cargado de emotividad.

De 1972: vía libre para el viaducto
La construcción de una nueva curva de la vía ferroviaria a Tucumán, a la altura de la estación Ludueña, permitió que se levantara la vía que, luego de cruzar avenida Alberdi, pasaba bulevar Avellaneda entre Humberto 1º y Harding. Esta traza imposibilitaba la habilitación del viaducto Avellaneda porque era una especie de barrera al libre tránsito en su extremo norte.

De 1858: primer reloj público
Hasta 1857 no había hora oficial en Rosario, a falta de un reloj público. Se intentó traer uno de Buenos Aires pero un herrero de la ciudad, llamado Barbagelata, se ofreció a construirlo y colocarlo en una de las torres de la iglesia parroquial, propósito que se concretó un día como hoy. Funcionó irregularmente, con desperfectos que fastidiaron a los rosarinos al punto de que no le prestaron más atención al poco tiempo de inaugurado.



Lisandro de la Torre, el ilustre fiscal de la patria.
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