Año CXXXV
 Nº 49.350
Rosario,
sábado  05 de
enero de 2002
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Agricultura
Advierten sobre enfermedades en el cultivo de soja
La podredumbre carbonosa del tallo tuvo un gran impacto durante la campaña pasada en regiones productoras

Durante la campaña pasada, la podredumbre carbonosa del tallo en el cultivo de soja fue una de las enfermedades más prevalentes en las regiones productores como Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Salta y Santiago del Estero, entre otras. Especialistas de la Estación Agroindustrial "Obispo Colombres" advierten sobre los efectos de mal causado por un hongo y señalan que su propagación dependerá de las condiciones ambientales que se presenten a lo largo del ciclo, especialmente en aquellos lotes que tuvieron la enfermedad en la campaña 2000/2001.
La podredumbre carbonosa del tallo está presente en la mayoría de las zonas sojeras del mundo, aunque los mayores daños se registran en regiones tropicales y subtropicales.
El patógeno es un habitante del suelo que tiene un amplio rango de hospedantes, incluyendo alfalfa, maíz, maní, poroto, sorgo y tabaco.
Se la considera una enfermedad asociada con tiempo cálido y seco. Por este motivo, se la conoce también como "marchitez de verano" o "marchitez de tiempo seco" y puede afectar las plantas durante todo el ciclo.
En Argentina se la cita como una enfermedad de menor importancia, aunque según especialistas, los daños registrados en la campaña 2000/01 sugieren rever esta afirmación.

La situación en la campaña pasada
Según los técnicos de la estación agroindustrial "Obispo Colombres", la podredumbre carbonosa del tallo se empezó a observar en la campaña 2000/01 en numerosas regiones del país a partir de comienzos del mes de febrero.
El problema se fue agravando durante ese mes y la primera mitad de marzo, en coincidencia con las sequías persistentes y lluvias muy escasas y localizadas.
Así se pudieron observar lotes con amplios sectores de plantas muertas anticipadamente en diversas provincias del país, provocando importantes pérdidas en campos de las provincias de Chaco, Córdoba, Santiago del Estero, entre otros.
En el caso de Santa Fe, en algunas localidades se registraron pérdidas cercanas al 100 por ciento, especialmente en lotes donde es baja la capacidad agronómica y también escasa la acumulación de agua.

Los síntomas
Los síntomas de esta enfermedad causada por el hongo Macrophomina phaseolina se manifestaron más intensamente en la campaña pasada, durante el período de llenado de granos aunque los técnicos destacaron que se pueden observar síntomas en todas las etapas del cultivo
Según el informe, la semilla infectada puede ser asintomática o mostrar manchas negras de tamaño diverso. En ocasiones se pueden apreciar pequeños cuerpos negros en las rajaduras o sobre el tegumento.
Las semillas infectadas pueden germinar, pero usualmente originan plántulas débiles que mueren a los pocos días.
Pero es a partir de la floración que aparecen los síntomas más característicos de la enfermedad. En los tejidos epidérmicos y subepidérmicos de las raíces y parte inferior del tallo se aprecia una coloración grisácea, provocada por la presencia de numerosos microesclerocios oscuros.
Las temperaturas altas así como la baja humedad edáfica, son algunas de las condiciones que favorecen el desarrollo de la enfermedad y es más severa en suelos reducidos niveles de fósforo y potasio.
En ese sentido, las pérdidas de la podredumbre carbonosa del tallo se producen por la muerte prematura de las plantas que resultan en vainas sin llenar y semillas de menor tamaño.
Después de la cosecha, los microesclerocios quedan protegidos en los restos del cultivo, hasta que éstos se descomponen y quedan en el suelo para reiniciar el ciclo de la enfermedad.

Prácticas culturales
En cuanto al manejo de la podredumbre, los técnicos advirtieron que no existe funguicidas disponibles ni tampoco niveles adecuados de resistencia genética para un control efectivo. Por lo tanto, recomiendan diversas prácticas culturales para minimizar los daños que causa, como la rotación de cultivos, inclusive incluyendo algunos como el algodón .
También es importante asegurarse que los cultivos tenga adecuados niveles de fósforo y potasio y tener en cuenta que las aplicaciones de fertilizantes ayudan a disminuir la severidad de las pérdidas.
Otro aspecto a destacar es que evitar las altas densidades de siembra ya que un número excesivo de plantas aumenta el estrés del cultivo y predispone a la enfermedad.
La labranza cero, es de importancia en el manejo de esta enfermedad ya que su implementación tiende a incrementar los niveles de humedad edáfica ya disminuir la temperatura del suelo.

Consideraciones finales
Los técnicos de la estación Agroindustrial "Obispo Colombres" finalizan su informe señalando que, la incidencia de la enfermedad en las próximas campañas dependerá principalmente de las condiciones ambientales que se presenten a lo largo del ciclo.
En ese sentido explican que el inóculo ciertamente está presente en el suelo, y seguramente en altos niveles en aquellos lotes que mostraron una elevada incidencia de la enfermedad en la campaña 2000/01.
Si en esta nueva campaña se presenta nuevamente calurosa y seca, es muy probable que la podredumbre carbonosa del tallo cause problemas otra vez.



La capaña pasada sufrió por esta enfermedad.
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