Año CXXXV
 Nº 49.350
Rosario,
sábado  05 de
enero de 2002
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Reconstruyen ciudad de Brasil devastada por las lluvias

La ciudad brasileña de Goias Velho, recién declarada Patrimonio de la Humanidad, emprendió un arduo trabajo de reconstrucción tras las devastadoras lluvias que dañaron algunos de sus monumentos más queridos, dijo ayer una fuente oficial. Pero la tragedia en Goias Velho, en el centro-oeste de Brasil, puso de manifiesto el orgullo de sus pobladores por la ciudad, cuando asumieron la tarea de recuperar los tesoros dañados por los aguaceros del 31 de enero que inundaron el Río Vermelho, en el centro de la localidad.
"Hemos tenido mucho trabajo voluntario, la solidaridad ha sido una de las marcas de esta tragedia", dijo Diogo Rizzo, portavoz de la alcaldía de la ciudad. Unas treinta personas que quedaron desamparadas por las lluvias se alojaron en casas de vecinos, lo que hizo innecesario el uso de refugios municipales.
El portavoz dijo que la alcaldía calculó los daños en 11,9 millones de reales (5,17 millones de dólares), especialmente en casas y puentes aledaños al río que atraviesa la ciudad. Unos 18 puentes resultaron dañados, seis de ellos destruidos.
Situada a 340 kilómetros de Brasilia, Goias Velho nació en el siglo XVIII a las orillas del Río Vermelho con la llegada de buscadores de oro provenientes del estado de San Paulo que se asentaron en el lugar para explotar su riqueza mineral. Fue esa misma riqueza la que llevó a la corona portuguesa a convertir el asentamiento de mineros en una ciudad, con un puesto de cobro de impuesto y control del contrabando del oro.
Pero la decadencia del oro en la segunda mitad del siglo XVIII causó un declive económico en la ciudad, lo que permitió que se mantuviera la simpleza de sus construcciones, de casas pequeñas con un estilo colonial original pintadas con colores vivos.
Uno de los símbolos de la ciudad que sufrió el impacto de las lluvias fue la casa donde nació en 1889 la escritora Cora Coralina. La casa, convertida en museo, se inundó con la crecida del río, y muchos de los manuscritos originales de la autora quedaron empapados y cubiertos de barro. (Reuters)


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