 |  | cartas El Normal Nº1 nos da sorpresas
 | Como ex directora de escuela de nivel medio, organicé durante muchísimos años los actos de colación. Estaban llenos de emotividad, alegría y sobre todo de un profundo cariño hacia esos chicos que la escuela había albergado tantos años. Todo el personal trabajaba con esmero y dedicación. Todo lo contrario sucedió con la colación de los quintos años del turno mañana del Normal Nº 1. Cuando entré a la escuela después de esperar un rato en la calle charlando apaciblemente con algunos alumnos, me sorprendió que estuviera la policía; había sido llamada para controlar alguna posible situación discordante. Cosa visiblemente innecesaria, a menos que a las autoridades del Normal le falten dotes de gobierno para encauzar a sus educandos pacíficamente. Me impresionó la dejadez de la escuela en un total estado de suciedad y abandono. La única puerta abierta era una lateral, y luego al llegar al salón de actos me encontré con un recinto mal iluminado, triste y sin ningún tipo de adorno que recordara que ahí se celebraría el evento más importante de un ciclo en la vida de un estudiante. Observé a los preceptores. Salvo un par de ellos que entregaron algunos diplomas, los demás permanecían sentados en las últimas filas esperando la hora de irse, visiblemente fastidiados por estar allí asistiendo a un seudo acto de colación. Hubo dos grandes ausentes: la alegría y la justicia. Fue lo peor que les pudo pasar a estos chicos promoción 2001 del turno mañana. La escuela no tuvo una sola muestra de afecto, no hubo abanderados ni escoltas, ni entrega de símbolos patrios de alumnos de los 5º a los 4º. Evidentemente hay una ecuación perfecta, tales son los directivos, tal son los actos. DNI 5.565.914
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