Año CXXXV
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Rosario,
jueves  03 de
enero de 2002
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Con el estreno de "La caída del halcón negro" Hollywood volvió al cine violento
Ridley Scott entra en la guerra de Somalia
El director inglés narra en su nuevo filme la llegada al país africano de las tropas norteamericanas

Los productores de Hollywood creyeron que la audiencia buscaría en comedias y romances vías de evadirse del ambiente de inseguridad precipitado por los atentados del 11 de septiembre. La realidad no parece compartir esos criterios, aunque lo cierto es que nadie puede saber con antelación los gustos del público. Ridley Scott, uno de los realizadores con mayores éxitos de taquilla en su haber -el último fue "Gladiador", que logró cinco premios Oscar-, ha decidido adelantar tres meses el estreno de su último filme, "La caída del halcón negro" ("Black Hawk Down"), la reconstrucción de la invasión de Mogadiscio, Somalia, desde la perspectiva de los soldados norteamericanos. Esta película que busca recrear el operativo militar norteamericano que terminó en una masacre, se estrenó el fin de semana en los cines de Estados Unidos, mientras los marines siguen luchando en Afganistán. En Argentina se estrenará en febrero próximo.
Los atentados de septiembre último contra el World Trade Center de Nuevas York y el Pentágono provocaron respuestas contradictorias de los estudios de Hollywood, confundidos sobre la mejor estrategia a seguir para adaptarse a la tragedia. Y mientras algunos se apresuraban a aplazar el estreno de películas relacionadas con temas terroristas o especialmente violentas, Sony Pictures optó por adelantar la salida de "La caída del halcón negro", inicialmente prevista para marzo de este año.
"Sin querer explotar la tragedia que vive el país, sentimos que este era el mejor momento para estrenarla", explicó semanas atrás Mai Joyce, de los estudios Revolution, que financiaron la producción de 90 millones de dólares, distribuida por Sony. "Es un cuento heroico sobre los muchachos que mandamos en esa misión de Naciones Unidas y lo que tuvieron que pasar", agregó.
Lo cierto es que la operación en Somalia entra posiblemente dentro de los episodios más humillantes en la historia reciente de Estados Unidos. Comenzó con buen pie, a finales de 1992, con el envío de tropas americanas como integrantes de una operación de Naciones Unidas para poner fin a la hambruna que años de guerra civil causó en este país africano. Pero la victoria inicial se tornó en desastre un año más tarde. El 3 de octubre de 1993, soldados de élite entraron en Mogadiscio a bordo de sofisticados helicópteros, los Black Hawk que sirven de título a la película del director de "Blade Runner" y "Hannibal".
Las tropas americanas debían capturar a dos aliados del líder somalí Mohammed Farrah Aidid en una incursión que, se pensó, duraría menos de 60 minutos. Dieciocho horas después, los invasores se retiraban de la ciudad con 18 soldados muertos, unos 80 heridos y dos helicópteros destrozados. Cerca de un millar de somalíes murieron en la operación. El realizador británico reconstruye la polémica misión desde la perspectiva de los comandos Ranger y Delta, las mismas divisiones que luchan hoy en Afganistán.
La nueva película del director de "Gladiador" está basada en el best-seller de Mark Bowden "Black Hawk Down" (en referencia al abatimiento del helicóptero Black Hawk que marcó el comienzo de la masacre) que reconstruye minuto a minuto la trágica operación (Bowden también escribió el libro "Killing Pablo", donde detalla el operativo conjunto de Estados Unidos y Colombia para ubicar el paradero de Escobar, el jefe del poderoso cartel de Medellín y uno de los mayores narcotraficantes de la historia).
"Yo no veo la operación como un triunfo ni como un desastre. Cuento lo que sucedió y presento un informe realista del incidente. Quedé fascinado por el material. Una misión del ejército más meticuloso y preciso del mundo que sale mal", advierte Ridley Scott.
Según lo anticipado, "La caída del halcón negro" es la película que más se acercó hasta ahora a la realidad bélica que sacude actualmente a Norteamérica. "A la hora de la verdad, la guerra sigue obligando a los soldados a bajar sobre el terreno y a entrar en las cuevas de Afganistán", afirmó Scott en declaraciones al New York Times sobre fines del año pasado.
En un principio la película debía incluir un epílogo que relacionaba la retirada estadounidense de Somalia tras el fiasco y su falta de decisión en conflictos posteriores, desde el auge de Osama bin Laden y del terrorismo internacional. Sin embargo, en el último momento, el equipo de producción decidió que la referencia era innecesaria.
"Para mí está claro que existe una conexión entre Mogadiscio y lo que está pasando ahora, pero hacerlo explícito al final de la película habría sido demasiado", dice hoy Scott, luego del estreno del filme.
En el campo de batalla
Con un equipo de 16 cámaras y una élite de jóvenes actores internacionales, desde Josh Harnett, el nuevo rostro de Hollywood, y Tom Sizemore, al escocés McGregor o el australiano Eric Bana, además del veterano Sam Shepard como el general Garrison, el director entra a fondo en el campo de batalla. Sin insistir en escenas violentas, salvo en las imágenes del cuerpo mutilado de un soldado arrastrado por las calles de Mogadiscio, que recogieron en su día las cámaras de televisión, el filme resalta el heroísmo de las tropas invasoras.
"Ahí está la metáfora, el propósito de la película. Tropas visiblemente superiores sorprendidas en una situación que no anticipaban", señala Scott. "No es un documental, sino un filme sobre una situación real que vemos desde el lado de los americanos. Todas las películas de guerra se cuentan desde uno de los bandos", defiende McGregor.
Las imágenes de los cadáveres de los soldados norteamericanos arrastrados por las calles de Mogadiscio por somalíes exaltados contribuyeron a la decisión de Washington de retirar sus tropas del país.
El Pentágono colaboró con la producción y envió un centenar de soldados y ocho helicópteros a Marruecos, donde se rodó el verano pasado esta adaptación del libro de Bowden. Antes, los actores pasaron intensas jornadas entrenando con la élite militar en EE UU. "Están tan motivados y preparados, ahora entiendo que quieran ir a la guerra y se sientan frustrados cuando no pueden luchar con sus colegas", señala McGregor. "No se trata de matar, -aporta Hartnett- sino de cuidar a tus compañeros. Mi personaje, por ejemplo, es un soldado atento, una persona que siente y escucha en una situación bastante anormal".
Los nuevos patriotas
"La caída del halcón negro" inaugura la hornada de filmes patriotas con los que Hollywood responde a la coyuntura internacional. Con el montaje inconcluso, se presentó hace unos días en Londres para acceder a las candidaturas de los premios de la Academia de Cine británica. La misma estrategia se aplica frente a los Oscar. "No sé si el ambiente que vivimos ayudará al filme. Ahora mismo no se puede predecir qué pasará en 10 días. No sabemos si habrá otro ataque terrorista ni cómo evolucionará la guerra de Afganistán. Yo me guío por mis criterios y, como espectador, me gustaría ver una película que muestra cómo se comportaron nuestras tropas en Somalia", comenta el productor Jerry Bruckheimer, responsable de filmes como "Pearl Harbor" o "Top Gun".
"Apuesto a que mucha gente cambió su parecer sobre las Fuerzas Armadas después del 11 de septiembre -advierte Scott-. La mitad de mis amigos y las personas que conozco eran pacifistas antes de esa fecha. Andaban muy bien si el resto del mundo se comportaba bien. Ahora ya no opinan lo mismo. Pero como quiera que sea, el ejército es necesario. El 11 de septiembre probó nuestra debilidad. Los enemigos entraron por la puerta de atrás e hicieron lo que quisieron".
El estreno en Estados Unidos de "La cueva del halcón negro" antes de fin de año permitirá a la película entrar al ruedo de los Oscar 2002, ya que por reglamento las películas deben salir a las salas antes del 31 de diciembre de 2001.



El filme recrea el operativo militar de 1993 en Somalia.
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