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Rosario,
lunes  31 de
diciembre de 2001
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Balance
B Nacional: Peleaban el descenso y ascendieron

Adolfo Morales

La temporada 2001 de la Primera B Nacional quedó marcada por el fracaso en el que incurrieron algunas instituciones candidatas a ascender a la primera división (Quilmes e Instituto) y por el sorpresivo festejo al que se abrazaron Nueva Chicago y Olimpo, que armaron equipos para evitar el descenso y se toparon con la gloria, casi sin proponérselo.
En el marco de un año en el que abundaron las dificultades económicas por doquier (la mayoría de las entidades tuvo que dejar libres a algunos jugadores por falta de pago), la discreción en el nivel de juego se convirtió también en denominador común y premió a aquellos que iniciaron las tareas con otros objetivos.
Así, Nueva Chicago, durante la primera mitad del año y Olimpo, en la segunda, se hallaron con impensadas pero merecidas recompensas.
Con el propósito de evitar el descenso a la Primera B Metropolitana, a principios de año, el equipo de Mataderos, dirigido por Alberto Pascutti, comenzó su participación en el certamen de la B Nacional con más sinsabores que alegrías.
Pascutti dijo adiós (y para colmo se fue a All Boys, el tradicional adversario de barrio que descendió) y llegó la dupla encabezada por Roberto Vega y Jorge Ubaldo Traverso, quienes "paso a paso" comenzaron a sacar los puntos que el club necesitaba para escaparle a la caída.
Sin embargo, recién en las últimas fechas, Chicago -y a favor de algunos resultados inoportunos que obtuvieron, entre otros, Estudiantes de Buenos Aires, San Miguel y Ferro- cantó "objetivo cumplido" y se subió a la calesita por un premio mayor: el ascenso.
Sin presiones y con el propósito de avanzar hasta donde pudiese, la formación verdinegra hizo gala de su tradicional linaje -aquel emparentado con la garra y el empuje- dejó en el camino sucesivamente a San Martín de San Juan, Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay (lo dio vuelta como visitante y ganó un partido increíble por 2 a 0) y Quilmes, en semifinales.
Así llegó la final y el Instituto cordobés que era banca, que no pudo torcer la historia escrita en Mataderos en el primer partido (0-1).
Entonces, con los dos Gómez como abanderados (Gomito, el estratega, y el Topo, el goleador), Chicago ganó por 3 a 2 en Córdoba y retornó a primera división, después de 18 años.
Algo más de seis meses más tarde, Olimpo se convirtió en Dios bahiense y festejó un título, tras 25 ardorosas fechas, en las que los distintos conjuntos parecían pelearse por no ocupar la posición de privilegio.
Así, en medio de un certamen en el que lideraron alternadamente San Martín de Mendoza, Quilmes y los sorprendentes Defensores de Belgrano y El Porvenir, empezó a emerger, casi pidiendo permiso, el sólido equipo de Gustavo Alfaro, un DT que habla poco, trabaja mucho y tiene reconocida experiencia en la categoría (anteriormente condujo con singular éxito a su Atlético de Rafaela y tuvo un fugaz paso por Quilmes).
Un tropiezo en Concepción del Uruguay (0-2) en la penúltima fecha hizo imaginar que la historia (la de aquellos que aparecían como líderes y después defeccionaban) volvía a repetirse, pero Ceferino Díaz, Mauro Laspada y José Cachi Zelaya, tres puntales en el ascenso, pusieron las cosas en su lugar y lapidaron a un Instituto (4-0), que puso titulares, pero evidenció que tenía la mente en otro lado.
Precisamente, entre el citado Instituto y el también mencionado Quilmes, se enmarcan las frustraciones más rutilantes de la temporada en la máxima divisional de ascenso.
Porque los dos equipos, especialmente, en la primera mitad del año, parecían contar con los números ganadores en la lotería del ascenso a primera división.
Pero los cordobeses, en aquella oportunidad conducidos por un sobrio Gerardo Martino, no pudieron superar a Argentinos Juniors en la Promoción, mientras Quilmes... ¡Ay Quilmes! Los cerveceros, tal como ocurrió en la temporada anterior, perdieron la final por el primer ascenso ante un ordenado Banfield (otro de los candidatos), cayeron en semifinales del Reducido frente a Nueva Chicago y defeccionaron a cinco minutos del final ante un remendado Belgrano, que revalidó en la Promoción.
Y en el segundo tramo de la temporada, ya con José María Bianco como técnico (en la primera estuvo Héctor Rivoira) quedó a un punto del Olimpo campeón.
En el rubro jugadores, hubo algunas apariciones interesantes pero ninguna rutilante: es decir, ninguno de los que lograron destacarse pidió a gritos primera división o selección.
En el podio de los hipotéticos triunfadores se ubicaron José Luis Garrafa Sánchez, el estratega que llevó a Banfield a la categoría máxima.
Y el goleador Sergio Comba y el armador Diego Cochas, ambos de Defensores de Belgrano, lucieron desempeños que despertaron el interés de contratación en equipos de la primera.


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