Washington. - Cientos de soldados estadounidenses volvieron a casa para pasar las fiestas de fin de año con sus familias, pero el gobierno de Washington ya está preparando sus fuerzas armadas para la "fase dos" de la guerra contra el terrorismo. "En silencio, atrayendo poca atención a nivel nacional, oficiales de la Defensa pasaron las fiestas de manera diferente, analizando las fuerzas que necesitarán para la fase dos de la guerra contra el terrorismo", explicó el experto William Arkin.
La visión fue compartida, también ayer, por el presidente George W. Bush, quien en su discurso radial sabatino, el último del año, advirtió a sus compatriotas que "por sobre todo, el año que viene necesitará de nuestro sostenido compromiso en la guerra contra el terrorismo". "Nosotros no podemos saber cuánto durará esta lucha, pero puede terminar de una sola manera, con la victoria para EEUU y para la causa de la libertad", afirmó Bush. El mandatario dijo que el año terminaba con progresos en el campo de batalla y logros en el frente doméstico, mientras que el nuevo representaría un desafío.
Desde hace largas semanas, los comentaristas militares estadounidenses señalan hacia Somalía, en primer lugar, e Irak, en segundo, como los posibles escenarios de la fase dos de la guerra.
Guiños desde Africa
Desde la nación africana, incluso, ya llegaron los guiños de los líderes locales reclamando una intervención internacional contra los focos de organizaciones terroristas que, se supone, funcionan activamente en el país. "EEUU, Gran Bretaña y los países vecinos deben contribuir con tropas a una fuerza internacional que intervenga para desarmar a los terroristas y destruir sus bases", pidió el líder de una de las principales facciones en pugna en Somalía, el general proetíope Aden Abdullahi Gabyow. El militar, que encabeza una coalición apoyada por Addis Abeba opuesta al gobierno somalí de transición del presidente Abdiqasim Salad Hassan, fue preciso al afirmar que "no hay necesidad de aviones bombarderos, sólo se necesita una fuerza internacional terrestre".
Según el experto Arkin, todavía se desconoce el escenario y la magnitud de la fase dos, "pero pocos en el Pentágono esperan que la próxima misión sea pequeña o corta". Mientras Bush todavía no da señales sobre los próximos pasos de la ofensiva internacional, cientos de soldados lograron retornar a sus casas para pasar la Navidad con sus seres querido, pero muchos otros recibieron ya la orden de preparase a ser enviados al extranjero, asegura el Los Angeles Times.
La cúpula militar de EEUU, revelan algunas fuentes, están analizando los puntos más débiles de la incursión sobre Afganistán, adonde marcharon para derribar al gobierno talibán acusado de haber dado refugio a Osama Bin Laden y el grupo terrorista Al Qaeda, principal sospechoso de haber organizado los atentados de septiembre, que dejaron unos 3.000 muertos. Si bien la potencia militar estadounidense quedó ampliamente demostrada, los jefes norteamericanos encontraron ciertos problemas logísticos, como los de proveer de combustible a los aviones en vuelo desde las bases en Europa hasta los cielos de Afganistán.
El Pentágono comprobó, por ejemplo, que tiene una abundante dotación de aviones de combate y bombarderos, pero que sufre una inquietante falta de aparatos de reprovisión de combustible en el aire, esenciales para las operaciones en territorios lejanos a las bases en las naciones aliadas. (Ansa)