Año CXXXV
 Nº 49.345
Rosario,
domingo  30 de
diciembre de 2001
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Blindaje, megacanje y corralito, todo en doce meses inolvidables
ANUARIO: 2001, la pesadilla que no termina
La crisis deglutió a tres ministros, incluso a Cavallo, el padre de una convertibilidad que quedó herida

Del blindaje financiero, pasando por el megacanje y llegando al canje de deuda y el proceso de bancarización forzosa para evitar la huida de depósitos y reservas, la economía argentina deglutió en este ejercicio miles de millones de dólares y equipos económicos completos.
La crisis de la economía argentina quedó al desnudo en el mes de marzo, liquidando todas las ilusiones alentadas por el gobierno a partir del denominado blindaje financiero capitaneado por el hasta ese entonces ministro José Luis Machinea.
La misma tormenta y los anticuerpos generados en la sociedad ni siquiera dieron tiempo de supervivencia al plan ultraortodoxo de Ricardo Hipólito López Murphy que sucedió a los intentos de Machinea y terminó barriendo no sólo a los hombres de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (Fiel) sino a buena parte del gabinete nacional.

Cavallo verificó la Ley de Murphy
Domingo Cavallo comenzó entonces su gestión con un planteo innovador para sus antecedentes: era un mensaje que hablaba de reactivación de la actividad económica, que incluía planes de competitividad y que eludía la aplicación de más ajustes.
Lo cierto es que el agravamiento de la crisis del endeudamiento, que se profundizó a lo largo del año, condujo inexorablemente a modificar el discurso con que Cavallo inició su tarea aquel 20 de marzo de 2001.
La falta de señales de reactivación, el creciente desempleo, la caída de la recaudación fiscal, el ajuste a los ingresos de jubilados y estatales, primero y ahora la pérdida del financiamiento externo y las turbulencias financieras -las lógicas y las provocadas aviesamente por los especuladores- que preceden inevitablemente a una compleja operación de canje de la deuda pública, colocaron a la Argentina en situación de fragilidad.

La cacerola a presión
Cavallo culminó su gestión al filo del año invirtiendo el sentido de sus recetas, esbozando los lineamiento de un presupuesto 2002 con mayores restricciones, invocando la imperiosa necesidad del déficit cero y apelando a herramientas desesperadas intentando evitar el temido default.
Esa tal vez fueron las razones más claras de su salida intempestuosa del gobierno que llegaron de la mano de un cacerolazo masivo de los sectores de clase media venida a menos, en parte, por la agudización del achique que profundizó la recesión.
La movida de ajustar a cualquier costo salió demasiado cara: le costó el puesto al propio presidente Fernando de la Rúa, quien hasta último momento siguió subido al discurso de continuar con el déficit cero, reducir las partidas presupuestarias y cumplir con los compromisos de la deuda.
Agobiada por la inmovilización parcial de los depósitos y temerosa por las versiones cruzadas de devaluación y dolarización la gente salió a la calle a reclamar un cambio en el rumbo económico. El gobierno no supo oirla y se quedó en el camino.
En dos oportunidades y cuando todo parecía indicar lo contrario, el ex equipo económico logró sortear el tan temido default haciendo frente a vencimientos de Letras del Tesoro. Sin embargo, el desahogo no duró mucho y de la mano de la caída del gobierno y la asunción del presidente Adolfo Rodríguez Saá -ungido por la Asamblea Legislativa- llegó la cesación de pagos a la Argentina como regalo de Navidad.

Sin plata, pero con tres monedas
En tanto, en medio de una danza de anuncios y promesas en materia de política económica, continuó el corralito a los depósitos y se lanzó una tercera moneda, el Argentino, que promete convertirse en el papel que circulará por el bolsillo de todos los argentinos de aquí en adelante.
Mientras el gobierno sostiene que será el instrumento que permitirá inyectar liquidez a la deprimida economía argentina, el fantasma de la devaluación sobrevuela con mucha fuerza sobre esta tercera moneda que con el tiempo reemplazará al peso.
En la grilla de las dudas que deja el año que se va sigue pendiente cuál será el destino de los depósitos de los ahorristas y cómo hará el gobierno para devolver los dólares y los pesos que no están en el sistema financiero.
En el medio, el Fondo Monetario Internacional hizo un primer acercamiento para volver a negociar con la Argentina, mientras que los acreedores internacionales miran expectantes qué sucederá con el anunciado canje de deuda internacional, al que muchos le resisten.
El 2001 termina muy precipitado en materia económica. Lo previsto no se cumplió, lo esperado no sucedió y lo prometido aún es incierto, aunque es allí donde algunos abrigan esperanzas.



A pura cacerola, la gente echó a De la Rúa y Cavallo.
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