El cazador oculto: Un asadito ideal para la pantalla

Ricardo Luque

El fin de año es un tembladeral. Los coletazos de la crisis golpean con fuerza inusitada y donde menos se los esperaba. Nadie sabe qué le deparará el destino. Ni siquiera la gente de la televisión, que siempre parece saberlo todo. La incertidumbre en la que está sumido el país llegó incluso a la pantalla chica que, de golpe y porrazo, se dio cuenta de que no es una isla. En los pasillos de los canales nadie sabe a ciencia cierta si los proyectos para la nueva temporada se concretarán o no. Igual las usinas de producción siguen trabajando a toda marcha y poco a poco se van conociendo los títulos que engalanarán las grillas de las emisoras de alcance nacional el año próximo. Uno de los primeros en anunciar novedades fue, claro está, Canal 13. Su urgencia se debe, sin dudas, a la necesidad que tiene de justificar el fichaje de Adrián Suar en la gerencia general del canal. Así fue como se lanzó con bombos y platillos "Un aplauso para el asador", un ciclo que reunirá dos de los preferidos de Pol-ka: Roberto Pettinato y Diego Pérez. Será un programa de invitados, inspirado, claro está, en los ya clásicos almuerzos televisivos de Mirtha Legrand. Su originalidad estará dada porque a la mesa no se servirán sofisticados platos de cocina francesa sino asado criollo. También, porque la carne será asada "en vivo" por Díaz, mientras Pettinato se encarga de recibir a los invitados. Lo curioso es que la idea no tiene nada de nueva ni de original, como se ve. Este año, la gente de "Al ruedo", el fugaz programa de cable que tuvo como animadora a Susana Rueda, hizo una prueba piloto de un programa de las mismas caraterísticas. Se grabó en la quinta de la familia Yuvone, los dueños de los estudios Eventos, y salió al aire como una emisión especial del ciclo. La idea, impulsada por Roberto Caferra, estaba inspirada en la película de Gustavo Postiglione "El asadito". Por esos días el equipo creativo que alimenta a Alberto Lotuf estaba rumiando un proyecto similar que, finalmente, no llegó a concretarse. La experiencia, como toda experiencia, dejó una enseñanza: no hay que dejar nada por hacer, sencillamente porque algún otro no la dejará correr.