Racing Club de Avellaneda, bautizado a principio de siglo como la Academia porque sus equipos en el amateurismo daban cátedra, estuvo 35 años sin salir campeón y seguramente sus fundadores nunca se imaginaron que su club padecería semejante racha, con descenso y quiebra moral y económica incluida.
Racing, sin dudas uno de los grandes del fútbol argentino, fue fundado un 25 de marzo de 1903, pero haciendo historia se puede llegar a la conclusión que el origen tradicional de la Academia se remonta al año 1898.
En efecto, la primera semilla fue arrojada a fines del siglo XIX, cuando un grupo de empleados del Ferrocarril Sud obtuvo de la empresa el permiso para utilizar como cancha los terrenos que rodeaban a una de sus estaciones.
Con ese incentivo se fundó el 12 de marzo de 1900 Barracas al Sur, club que contaba con un núcleo activo de personas formado -entre otros- por Arturo y Zenón Artola, Germán Vidaillac, Pedro Werner y Raimundo Lamour, que fue quien facilitó la cocina de su casa como ocasional secretaría.
Por ser un movimiento totalmente nuevo en Argentina la mayoría de los clubes fundados se dividía o se fusionaban con otros, fue así que se armaron y desarmaron en ese tiempo infinidad de equipos de fútbol.
En esas divisiones se formaron la mayoría de los equipos tradicionales de fútbol.
Germán Vidaillac, dirigente de ascendencia francesa que solía recibir diarios y revistas editados en París, recordó que en una de esas publicaciones había leído la designación Racing Club y la historia hoy dice que es el responsable del nombre del equipo de Avellaneda.
Una vez que se eligió el nombre nació Racing: el 25 de marzo de 1903 y su primer presidente fue Arturo Artola.
Tal vez por una cuestión que los excedió pero para remontarse a las irregularidades en la entidad de Avellaneda hay que contar lo que sucedió en los días de su fundación, según relatan varios historiadores.
El día de la fundación no se levantó ningún acta, por lo tanto, el documento más antiguo pasó a ser un recibo conservado por Julio Planissi y fechado en septiembre de 1903, donde se le reconoce el pago de 50 centavos en concepto de cuota social y en el que se lee que el 25 de marzo de ese año fue la fecha en que se fundó el Racing Club de Avellaneda.
Las mujeres a coser
Los primeros colores de Racing no fueron los que se conocen actualmente, el celeste y blanco a rayas verticales, sino que en esa época lucía una camiseta compuesta de cuatro cuadrados, dos celestes y los otros dos de color rosa.
Por testimonios de la época se puede asegurar que Alejandro Carbone es quien tomó la iniciativa de adoptar los colores celeste y blanco y fue también él quien se encargó de conseguir mujeres (principalmente sus esposas) para el cortado y la costura de las primeras camisetas.
En la historia Racing Club llegó a utilizar muchas camisetas alternativas (la azul es la más tradicional), pero la que más llamó la atención fue cuando se decidió jugar con una remera que lucía los colores de Peñarol (negro y amarillo).
El primer encuentro jugado por Racing en primera división fue el 14 de abril de 1911. Fue su oponente el Belgrano Athletic Club, conjunto que traía consigo el prestigio de sus clásicos contra Alumni. El resultado del partido fue 1 a 1.
Justamente al recién mencionado Alumni, que dio clase durante la era amateur del fútbol argentino que perduró hasta 1930, año en que llegó el profesionalismo, siempre estuvo vinculado a Racing y tiene que ver con el mote de la Academia.
Nace la Academia
Sin embargo, a Racing le empezaron a decir la Academia del fútbol debido al juego que desplegó sobre todo entre 1910 y 1920, cuando obtuvo siete títulos consecutivos.
En la historia quedarán por siempre guardados nombres de dos jugadores de ese famoso equipo, sus dos figuras: Francisco Olazar y Alberto Ohaco.
De la cancha con tribunas de madera que al principio utilizó Racing en Avellaneda pasó en los años 50' a tener un estadio colosal de cemento, que construyó gracias a la ayuda del gobierno de Juan Domingo Perón, de quien se dice que fue hincha de la Academia, pero la realidad, según los íntimos que lo rodearon, es que era simpatizante de Boca, aunque al general nunca le gustó el fútbol en demasía.
El estadio Juan Domingo Perón llegó a albergar a casi 100.000 personas el día que Racing venció al Celtic, en Avellaneda, el partido de revancha por la copa Intercontinental en 1967, título que obtuvo ese año en Montevideo superando al conjunto escocés por 1 a 0, con el mítico gol de Juan Carlos Chango Cárdenas.
Sus primeros títulos
El profesionalismo llegó en 1930 y el primer título de Racing en la nueva era tuvo que esperar 19 años.
En 1949 comenzaría a hacer historia grande e importante en el fútbol argentino, ya que a partir de ese año obtuvo tres títulos consecutivos, convirtiéndose de ese modo en el primer tricampeón del fútbol argentino.
Esos eran tiempo de Juan Domingo Perón en el poder y muchos dicen que gracias a uno de sus ministros, Ramón Cereijo, el equipo consiguió esos logros, pero figuras como Norberto Tucho Méndez, Rubén Bravo, Higinio García y Mario El Atómico Boyé, fueron demasiado para los rivales y lo suyo fue una cuestión de juego y no de política.
"Tri, tri..."
El gran equipo de Racing tricampeón comenzó a formarse en 1948 con la compra a Huracán (más bien un trueque) que provocó que desembocaran en Avellaneda Tucho Méndez, Juan Carlos Salvini y Llamil Simes.
A pesar de que tuvo en ese año un comienzo malo, con el correr de las fechas se fue afianzando el equipo y llegó a la punta, perfilándose para el título.
Sin embargo, una huelga en el fútbol argentino postergó el sueño de campeón, ya que el torneo siguió sin profesionales y en los juveniles arrasó Independiente. Muchos afirman que si la protesta de los futbolistas no hubiera existido La Academia hoy estaría ostentando un tetracampeonato.
Pero lo que no pudo ser en el 48 llegó un año más tarde (encima siendo local en la cancha de Boca porque el estadio de Racing se estaba construyendo) y la venganza fue terrible, ya que en el 50 y 51 todo siguió siendo celeste y blanco.
Quizás lo más recordado hoy por hoy de esa hazaña tenga que ver con la final del 51 ante Banfield, debido a la interna del gobierno de Perón, ya que Cereijo quería que fuera campeón Racing y María Eva Duarte de Perón (Evita) hizo todo lo posible para que un equipo chico consiguiera el título.
Pero Boyé, que había llegado un año antes luego de jugar en Italia, acabó con las discusiones y como pocas veces en Argentina una pelota pudo más que el poder.
En los años siguientes fueron formándose equipos gloriosos, pero tuvo que esperar siete largos años para conseguir su cuarto campeonato.
El equipo que obtuvo el título comenzó a formarse en 1957 y en ese mismo año fue la base de la extraordinaria selección argentina que ganó en forma brillante el campeonato sudamericano con ya próceres del fútbol como Oreste Omar Corbatta y Humberto Dionisio Maschio.
En 1958, ya sin el Bocha Maschio, en forma brillante Racing obtiene el título con la recordada delantera que formaron Corbatta, Manfredini, Sosa y Belén, con Juan José Pizzuti como cerebro de esa formidable formación y el inolvidable Pedro Dellacha en el fondo.
"Los chicos y muchos grandes de hoy no se acuerdan de ese equipo, pero yo nunca vi nada igual. Corbatita era una cosa de locos, hacía todo bien, Manfredini, Sosa, Belén, que nenes por favor. Se sigue hablando del equipo del 67 pero ese del 58 era formidable", contó Humberto Maschio.
Con esa misma base, más la incorporación de un jugador de los llamados exquisitos, Federico Sacchi y Pedro Mansilla en la ofensiva, Racing obtiene su quinto campeonato en 1961. Todavía la gente mayor en la tribuna de Racing recuerda las gambetas y la forma de poner los brazos de Rubén Sosa o las diabluras de Oreste Corbatta.
El equipo de José
Racing estaba haciendo historia y sólo pasaron cinco años para que repitiera el título, con el ya famoso "Equipo de José" que vitoreaba en forma estruendosa su público.
Un conjunto formado entre experimentados y grandes, más el toque europeo que le dio Pizzuti, revolucionó el fútbol argentino.
Roberto Perfumo, Alfio Basile, Rubén Díaz, Juan Cárdenas y Maschio ganaron todo lo que se propusieron. El campeonato obtenido en 1966 siguió con la Copa Libertadores y el campeonato del Mundo en 1967, el primero logro intercontinental conseguido por el fútbol argentino.
"Seguramente el gol contra el Celtic en Montevideo debe ser el más visto y más pasado por televisión del fútbol argentino, por su importancia y porque durante tres décadas fue la última alegría de los hinchas de Racing", comentó El Chango Cárdenas, autor del tanto que permitió sumar a las vitrinas de la Academia la Copa Intercontinental.
Después de ese título Racing pudo repetir en la Copa Libertadores, pero lo amargó el Estudiantes de La Plata, el famoso equipo de Osvaldo Zubeldía, y el equipo se terminó desarmando.
A partir de ese momento comenzaría la a hundirse el barco de Racing. La crisis deportiva, económica y moral lo dejaron al borde del abismo y a su gente totalmente desilusionada.
Encima, por problemas en la construcción se le clausuró la cancha y tuvo que deambular por estadios como el de Boca, Independiente, Huracán o Vélez.
El desarraigo era total y en glorioso anillo de cemento en vez de jugar al fútbol se sembraban papas. Para colmo en 1982 se arregló el estadio pero sólo tuvo habilitado durante años la parte inferior.
En 1983 se fue al descenso jugando de local ante Racing de Córdoba, pero para su gente lo peor fue que a la fecha siguiente, la última, tuvo que ir a la cancha de Independiente, donde el conjunto en el que sobresalía Ricardo Enrique Bochini le dio la vuelta olímpica en la cara.
En la primera B formó un equipo que podía pelear el título en la A, con Miguel Angel Brindisi a la cabeza. Como había sucedido unos años antes con San Lorenzo, los hinchas de Racing coparon todas las canchas, pero ese equipo no pudo ser campeón (fue Rosario Central) y para colmo de males perdió la final del segundo ascenso ante Gimnasia y Esgrima La Plata y tuvo que permanecer un año más en la B.
Los jugadores de la A no se adaptaron a la B y entonces formó un verdadero seleccionado con futbolistas de la divisional, contratando figuras como Miguel Angel Colombatti, Horacio Atadía y Walter Fernández. Pero ese equipo tampoco fue campeón (el ascenso directo lo consiguió Deportivo Español).
Entonces llegó la liguilla y la ansiada vuelta a primera, con los recordados goles del malogrado Pampa Orte y el Cholo Pavón, venciendo en la final a Atlanta, con un gol de Sicher que sirvió para empatar el segundo partido, jugando en un estadio de River Plate totalmente colmado.
Se compra, vende...
Corría el año 1985 y a los hinchas de Racing les volvía el alma al cuerpo, pero duró poco la sonrisa.
Como el equipo ascendió a fin de año y tenía que estar seis meses parado a los dirigentes no se les ocurrió mejor idea que alquilar a todo el plantel para que defendiera los colores de Argentino de Mendoza, en la liga provincial.
En la provincia cordillerana a los jugadores de Racing los maltrataron, los lesionaron y encima no fueron campeones en una liga local y la Academia fue víctima de todas las cargadas de sus tradicionales rivales.
En su vuelta a primera durante la década del '80 quizá tiene como único hecho positivo (en el orden local) el triunfo conseguido ante Boca el 20 de septiembre de 1987 por 6 a 0.
En ese torneo Racing tuvo un equipo de estrellas, con Rubén Paz, su último ídolo en serio, Ubaldo Fillol, Gustavo Costas, José Raúl Toti Iglesias, entre otros, pero el campeonato se les escapó entre las manos.
Con Alfio Basile al frente del equipo Racing consiguió un respiro con la obtención de la primera edición de la Supercopa Sudamericana, logrando el título en Brasil y siendo recibido el equipo en Ezeiza, luego de alcanzar la gloria en Belo Horizonte ante el Cruzeiro, por más de cinco mil personas y ya entrada la madrugada.
La década del '90 fue más de lo mismo: se siguieron comprando jugadores sin sentido, echando y contratando entrenadores hasta que llegó lo impensado: estar al borde de la desaparición.
En 1998, el 28 de diciembre, Día de los inocentes, vaya paradoja, fue elegido presidente del club Héctor Daniel Lalín, un hombre ligado al justicialismo, ex montonero, quien prometió la gloria pero a los seis meses de mandato pidió la quiebra de Racing y el club por primera vez en la historia pasó a ser manejado por una mujer: la síndico Liliana Ripoll.
El 3 de marzo de 1999 fue Ripoll quien anunció públicamente la desaparición de Racing. Las imágenes de los hinchas llorando y el redoblante golpeando la cara de Lalín recorrieron el mundo.
El 7 de marzo de ese año, sin jugar por estar virtualmente cerrado los simpatizantes concurrieron al estadio y gracias a esas 35.000 almas que coparon un estadio sin que juegue el equipo de sus amores el club siguió abierto.
Volver a ser grande
Con al soga al cuello y llevado a no tener otra salida que ser privatizado, no hubo otra opción para que Racing siguiera existiendo gracias la llegada de capitales externos.
Entonces, a fines de 2000 la empresa Blanquiceleste, con Fernando Marín a la cabeza, se hizo cargo del fútbol de la institución y en un año ordenó y a pesar de las dudas y las críticas que tuvo que sufrir, en poco tiempo convirtió a Racing en un club modelo del fútbol argentino.
Marín eligió a Reinaldo Carlos Merlo para que Racing no descendiera y Mostaza lo logró. Marín siguió confiando en el ex jugador de River e hizo bien. Pero esa historia ya es conocida.
Tres décadas de malas administraciones llevaron al club a la quiebra institucional y futbolística y ahora parece que todo vuelve a encaminarse, como lo soñaron los Aratola, Carbone y muchos más, que desde el silencio y la honestidad llevaron a Racing a ser uno de los grandes del fútbol argentino, lugar que sólo mantuvo en estos tristes últimos tiempos gracias a su gente.
Y el jueves, 12.808 días después del último título, vale decir 35 años, un mes y dos días después del 25 de noviembre de 1966, Racing volvió a la gloria. Esa que fue suya alguna vez y hoy recuperó porque la historia dice simplemente que se lo merece.