Año CXXXV
 Nº 49.344
Rosario,
sábado  29 de
diciembre de 2001
Min 22º
Máx 35º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Editorial
Señal del FMI

Luego de la asunción de Adolfo Rodríguez Saá como presidente de la República, la prolongada crisis económica -que se convirtió en política y social- pareció entrar en una suerte de "impasse". Y no debido a razones necesariamente objetivas, sino por la simple entrada de una corriente de aire nuevo que refrescó, por un momento, los pasillos del poder. Bastó eso para regenerar, aunque más no fuera en pequeña parte, los tejidos de la esperanza. Pero los problemas que afectan al país van, por cierto, mucho más allá de lo subjetivo: son de índole total y preocupantemente concreta. Y de ese pozo, pese al esfuerzo mancomunado de la población -que esta vez deberá estar acompañado por el de sus dirigentes-, no se saldrá sin ayuda externa. En tal sentido, resulta bienvenida la reapertura del diálogo con el Fondo Monetario Internacional que acaba de producirse, luego de una oportuna señal enviada por el titular del organismo financiero, Horst Köhler, que fue rápidamente recogida por el flamante jefe del Estado argentino.
Hombre que posee, sin dudas, rápidos reflejos, Rodríguez Saá es consciente de dos hechos que se contraponen: por un lado, la clara imposibilidad que padece la Nación de pagar -en este momento- su abultada deuda externa; por el otro, la perentoria necesidad de no entrar en un aislamiento internacional que puede convertirse en un precio demasiado caro para un país emergente. Por esas razones, mientras por un lado busca consolidar un escenario político interno que le brinde sustento en esta delicada transición que le ha tocado conducir, por el otro procura obtener ayuda, también, en el exterior. Y más allá de las eventuales antipatías que en muchos pueda despertar, no conviene relativizar la importancia del potencial apoyo que pueda brindar el FMI. No debería olvidarse que la caída del anterior gobierno sobrevino luego de que el organismo se negara a entregar una remesa de dinero que era vital para eludir el tan temido "default".
Por ahora las puertas se han, apenas, entreabierto. En diálogo directo con la número dos del Fondo, Anne Krueger, el presidente acordó que una misión del organismo llegará a Buenos Aires en enero. Y pidió "comprensión y paciencia". Una demanda atinada.
Lo que el nuevo gobierno debe tratar de revertir es la generalizada sensación que existe en el mundo de las finanzas de que el país no pagará la deuda, cuando en verdad lo que se ha producido es una suspensión como consecuencia de la emergencia que hoy se vive. Pero también habría que remarcar que sólo se cumplirá con las obligaciones -como corresponde- en la medida en que ello no signifique, para el pueblo, un esfuerzo tan injustificado como desmedido.


Diario La Capital todos los derechos reservados